Siempre en domingo

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Pedro Sánchez, antes de su rueda de prensa de este pasado domingo. FOTO: MONCLOA

Al principio no me lo podía creer. Estaba en la tele María Patiño, con la vena de cantaor ya bien visible, diciendo que había enviado una unidad móvil para confirmar en riguroso directo un romance –es decir, estamos asistiendo a Telecinco on fire- cuando de repente, justo cuando me dirigía a la cocina a buscar unas cervezas y unos mejillones en escabeche para redondear el momento sin perderme un detalle, desconectan por sorpresa y nos ponen Una hora con Pedro… Pues bueno. Hacía mucho tiempo que parecía que este programa se había asentado en el mediodía de los sábados, pero he aquí a Pedro volviendo a los domingos, en lo que, por otra parte, seguro que es una nueva jugada maestra, de eso no les quepa duda. Ayer, por lo pronto, ya digo, incrustó su ya famoso monólogo ni más ni menos que en Telecinco, una cadena que había sido ensalzada desde estas Confesiones precisamente por mantener bastante impoluta en medio de la pandemia las bases de su programación, ese mundo paralelo, iniciático y a menudo un tanto críptico...

No sé si se habló del tema más adelante en Telecinco, yo al menos ya no lo vi, así que me quedé sin saber qué ocurría con el romance y sus detalles: protagonistas, alcance, grado de fiabilidad e incluso qué fue de esa unidad móvil que se dirigía -a calzón quitado… qué digo, ‘a mascarilla quitada’- hacia un lugar por ahora ignoto: aquí sigo, sin saber si iban a una terraza donde la nueva pareja tomaba plácidamente el vermú con unas aceitunas de sabor a anchoa, alegre, guapa y perfumada… o a un domicilio en el que aún yacía dicha pareja, despeinada y por duchar, tras una esforzada coyunda mañanera. El amor en los tiempos del cólera, digo de la pandemia.

Pero hablemos ya de Una hora con Pedro. El presidente, con su habitual tono juvenil y vitalista, intentó insuflar optimismo a la nación, lo que no sé es si lo consiguió. Personalmente pienso que lo de salir los domingos a las dos de la tarde no es la mejor opción, insisto. Y no es porque sea domingo o por la hora, es porque esta aparición tiene lugar siempre justo después de la reunión que mantiene con los 17 presidentes de las comunidades autónomas más los de Ceuta y Melilla. Y eso se nota. A la fuerza tiene que cansar. En Una hora con Pedro, el presidente ha alardeado frecuentemente de estas reuniones semanales como parte de su política de diálogo, primero, y de cogobernanza de la crisis sanitaria, después, pero yo creo que es una especie de broma que tiene con algunos de sus colaboradores más cercanos: es una prueba de resistencia en toda regla. Entre los presidentes de las CC.AA. hay gente sin duda bastante pesada, como Torra, Puig o Fernández Vara, y otros sospechosos de serlo, como Ayuso, Armengol o Lambán. Y eso por no hablar de los especialitos, los justitos, los pedantuelos o los sabihondillos… Me permitirán que lo deje ahí y no especifique más en mis calificaciones e incluso mantenga un generalizado género masculino…

No le arriendo a Sánchez su domingazo de los últimos meses, aunque entiendo que el éxito tiene un precio y tener un programa en prime time que nunca se ha movido del fin de semana tiene forzosamente que desgastar. Miren la Campos. Pero reunirse por vídeo-llamada durante horas con estos tipos y señoras (permítanme este micromachismo: ‘tipas’ bonito-bonito no suena), soltar luego el monólogo y después responder -o sortear- las preguntas de los periodistas de los distintos medios de comunicación, que pueden ir desde un periódico digital de amiguetes de un pueblo de esos que termina en ‘Arriba’ o ‘Abajo’ al mismísimo New York Times -y esto último es literal- termina siendo una auténtica maratón, sin duda. A ver… ¿A qué hora y con qué ánimo se come luego el arroz de los domingos este hombre? ¿Le espera siempre la familia? ¿Cómo le miran los suegros, por muy presidente que sea?

Cogemos carrerilla y seguimos en el siempre proceloso mundo de la prensa con La Pandemia, al día, un magazine que hoy podría presentar perfectamente Hilario. En primer lugar destacamos el perfil de la presidenta de Madrid en El País que firma Íñigo Domínguez y que aparece bajo el sugerente título de Isabel Díaz Ayuso, de desconocida a desconcertante. El Confidencial hace un refrito con las encuestas de ABC y La Razón sobre las elecciones que tendrán lugar en Galicia y Euskadi y titula Feijoo consolidaría su mayoría absoluta y Urkullu podría gobernar gracias al PSOE. Nos vamos recomendando el interesante análisis de César Calderón en Voz Populi, La semana fantástica de Pablo Iglesias, en el que entremezcla un perfil político del vicepresidente con la oportunidad que, desde el punto de vista del autor, supone la introducción de la renta mínima vital para las aspiraciones del líder de Podemos de tener al fin eco entre las clases sociales más desfavorecidas.

Y cerramos con una cita de Yuval Harari, que a lo mejor enSapiens. De animales a dioses no inventa nada, pero tampoco se le escapa ni una: “Gracias al dinero, personas que no se conocen y no confían unas en otras pueden, no obstante, cooperar de manera efectiva”.

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