La OMS, que viene a ser las Organización Mundial de la Salud, recomienda ahora el uso de mascarillas sanitarias. Lo acabo de leer en varios periódicos digitales, lo que ha motivado que inmediatamente me vaya a mirar la parte de abajo del ordenador para confirmar, que tal y como suponía, hoy es 6 de junio y no 6 de marzo o 6 abril. Llevamos varios meses con este tema y seguimos casi como al principio en cuanto a información, propuestas y decisiones.
Yo entiendo que la OMS ésta tiene que estar muy ocupada con otras cosas, que no todo en la vida va a ser la pandemia del coronavirus y que la toma de decisiones y recomendaciones lleva su tiempo. Incluso el inglés está muy bien para entenderte en mil palabras, pero que lo mismo no es el mejor idioma para establecer una amplia gama de matices, sobre todo si, como en aquellos chistes, se tienen que entender un indonesio, un finlandés, un brasileño y un norteamericano, llegado el caso. Además, la más que advertencia de Donald Trump de que EEUU se pira de la OMS, a la que le ha seguido ahora su amigo brasileño Bolsonaro, seguro que tiene a más de uno muy nervioso…
El problema al final son los propios expertos. Ya, de entrada, ser experto es un problema. Si lo dices de ti mismo, vamos mal, al borde del autocuñadeo, y si lo dicen de ti… si lo dicen de ti deberías empezar a pensar que la gente que lo hace habla habitualmente de ti en cursiva y con artículo definido: no eres un experto, eres el experto. Y probablemente lo seas en todo…
Los expertos son legión y han venido para quedarse. El mundo es suyo. Políticos y periodistas recurren continuamente a ellos para reforzar sus decisiones, opiniones e informaciones, pero los expertos tienen sus propias prioridades, está claro. Ojo, yo no digo que en la OMS –como en cualquier otra organización llena de expertos- no haya gente para la que lo primero sea su razón de ser, en este caso la salud de la gente que por ahora puebla este planeta, lo que quiero decir es que en todas las OMS lo segundo –y, en muchos casos lo primero que hace un experto- es defender sus intereses, lo que viene siendo su statu quo. Llegar a un alto cargo de este tipo para perderlo, que se te cuestione o se llene de cortapisas por el hecho de que se ha enfadado, en este caso concreto, el líder de la primera potencia mundial… pues ya es mala leche. Aún así, los expertos, cuando hacen o dicen cosas como venir a estas alturas con la recomendación del uso de mascarillas, hacen que la estupefacción aflore en el rostro de sus 7.000 millones de clientes, aunque no vaya a ser visible por el uso de la mascarilla.
Yo hace mucho que dejé de creer en los expertos. No les voy a decir que hagan como yo, si le lo dijera, estaría a un paso precisamente de convertirme en un experto, algo que no entra precisamente en mis planes, al menos no a corto plazo… Tomé esa decisión después de que un experto –un miembro del consejo editorial de un periódico- me preguntara dos años después de que me hubieran despedido –yo era jefe, no un becario del que poco o nada supiera- que qué tal por la redacción, que cómo me iba… Ya ven, así son los expertos, salen del mundo de expertos y…
…Y damos paso a Su Pandemia, gracias, que viene a ser La Pandemia, al día, pero en edición fin de semana. Comenzamos con Soto Ivars en El Confidencial y su interesante artículo “¿Y si los antifascistas más eficaces están en el centroderecha? Curiosa reflexión que nos lleva al siguiente artículo recomendado, el que el veterano Gregorio Morán publica en Vozpopuli “Vox crece, Podemos satisfecho” y no es precisamente una encuesta… Leído en distintos medios aunque preferimos recomendar hacerlo en eldiario.es por el importante matiz que ofrece en su titular: “Sanidad autoriza que discotecas y bares de ocio nocturno abran en fase 3, pero no para bailar”… joder, solo para beber y para… solo para beber, dejémoslo ahí…
Y cerramos ya. Acaban de comprobar una vez más que el mundo es de los expertos: discotecas pero no para bailar. No quiero hablarles de una inversión que me recomendó el subdirector de mi banco, sin duda otro experto. Como dice el anuncio de la tele: eso ya…
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