El corazón de las tinieblas es la novela más conocida de Joseph Conrad publicada en 1899. En ella se narra sus experiencias durante su periplo por un Congo devastado por una Bélgica en la que reinaba Leopoldo II.
De alguna manera nos trae a la época actual en especial observando con lucidez la guerra que Putin ha comenzado a sangre y fuego en Ucrania, recordándonos que en Occidente siempre ha habido un Putin sanguinario y cruel, y decenas de Mariupol y Jarkov a lo largo de nuestra historia.
Este comentario, que debe servir como recordatorio y aviso, no excluye las responsabilidades de un Putin dictador y sanguinario cuyos crímenes actuales en Ucrania deberán ser juzgados por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo precisamente como crímenes de guerra.
La novela de Conrad inspiró una de las películas más aclamadas de la historia del cine; Apocalyse Now de Francis Ford Coppola. Quizás la escena más impactante, que de alguna manera inspira esta reflexión, es la conversación que mantienen un enloquecido coronel Kurtz, con el capitán Willard que han enviado los superiores americanos para frenarle.
En ella Kurtz pronuncia una sentencia solemne llena de significado; “he conocido el horror”. El horror en su máxima expresión que según la RAE señala como “sentimiento intenso causado por algo terrible, espantoso”.
Él, Kutz, lo conoció, lo inspiro y perpetró, como ahora hacen Putin y sus generales. Pero también antes el propio Leopoldo II de la novela de Conrad, Felipe II y más recientemente Nixon, Bush y otros muchos. Quizás porque provocar el horror sea algo muy ligado al ser humano.
¿El horror va ligado a una cierta época, a un instante? Probablemente no, pero la que nos está tocando vivir está resultando especialmente intensa en este aspecto, porque está habiendo una confluencia de hechos que nos podía llevar a esa conclusión. Pandemia, guerra en Ucrania, crisis económica la extrema derecha de VOX en un gobierno autonómico como posible antesala del de España.
Un horror que ha sacado a la luz otro elemento de la sociedad líquida (tal y como señala Bauman) actual; la hipocresía. Estamos viendo el horror como el coronel Kurtz.
Al igual que el pasado martes 19 lo vimos de otra manera aquí en nuestro país, al observar la entrada en un gobierno autonómico, el de CyL de la extrema derecha de Vox. No sólo por este hecho concreto sino especialmente porque algo que hace unos días veíamos lejano, mucho más escuchando a Casado y Feijóo, ahora se vuelve más real que nunca.
Tengámoslo muy claro, el futuro pasa por gobiernos de coalición entre la derecha extrema de Feijóo y la extrema derecha de Abascal. Ahora en CyL, mañana en Andalucía o Madrid y si les dan los números pasado en todo el país. ¿Es política ficción imaginar a Feijóo presidente con Abascal a su derecha de vicepresidente? A partir de ese negro 19 de abril ya no.
Las izquierdas, todas las izquierdas, desde PSOE, el espacio de Yolanda Díaz, ERC, Bildu, BNG, los progresistas como PNV, tienen la obligación, la responsabilidad histórica de evitarlo y para eso deben recomponer, fortalecer su alianza ampliada a los sindicatos CCOO y UGT debilitada tras la bronca con la reforma laboral.
Por cierto en esa línea el gobierno debe aclarar con la máxima urgencia lo ocurrido con el espionaje a las fuerzas independentistas vascas y catalanes y depurar responsabilidades si las hubiera, caiga quien caiga. Un estado democrático no puede, no debe permitirse hechos de este tipo.
El horror sí, estamos viendo el horror en sus diferentes variedades y formas. No dejemos que nos arrastre, que nos venza.
Veremos...