Cosas que no sabíamos cuando montamos lavozdelsur.es

Hacemos lo que nos mandató ese andaluz que es uno de los padres de los grandes reporteros del periodismo moderno, Manuel Chaves Nogales. Anduvimos y volvimos para contarlo. Y aquí seguimos

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

Artistas, tocando en los balcones de la redacción de lavozdelsur.es que montamos en plaza Vargas, en Jerez.

Como decíamos ayer, ha sido duro llegar hasta aquí, pero no menos duro que las cosas que realmente son duras. Han sido muchas horas invertidas, toneladas de esfuerzos, muchos sacrificios y frustraciones, pero nada comparable a las horas y renuncias que otras y otros dedican a muchas otras cosas más importantes en esta vida. El mundo del periodismo, los periodistas, tendemos a tomarnos demasiado en serio, salpicamos de ego y palabras grandilocuentes nuestro paso por una noble profesión, pero no más noble que otras profesiones. 

Una profesión que exige continuo aprendizaje, que siempre estuvo en continua revisión y transformación, y un oficio, esto sí, de “inigualable importancia por su influencia”, como sentenciase Joseph Pulitzer. Hace 100 años que el creador del sensacionalismo (y que da nombre, en cambio, al galardón más codiciado por mis colegas de profesión) publicó ‘Sobre el periodismo’. En sus páginas se recuerda que el periodista no nace, sino que se forma y se va haciendo por la experiencia y la madurez, y que, al igual que Shakespeare tuvo que publicar 18 obras antes del súmmum de ‘Hamlet’, hay un gran viaje hasta el pleno dominio del oficio y la obra cumbre. 

Cuando decidimos montar este periódico digital, tan precario, tan limitado de presupuesto, tan modesto frente a quienes controlaban y controlan este sector con tantos tentáculos con tantos otros núcleos de poder, siempre tuvimos claro que consolidar la idea, que echara raíces y tuviera alas en el futuro, dependía de nosotros mismos y del grado de resistencia que mantuviéramos frente a las adversidades y los riesgos del escarpado camino. La perseverancia y la fe pudo traernos hasta aquí, pero también la experiencia y la entrega de cada uno de los y las integrantes que en algún instante de esta historia pasó por el equipo.

No sabíamos de empresa, no veníamos de escuelas de negocios, no controlábamos el concepto ‘gerencia', apenas sabíamos de acuerdos comerciales, de facturas proforma, de sociedades limitadas, de gestores de contenidos, de SEO, de administradores de redes sociales, de Discover, de Analytics, de auditores de audiencia… Entendimos pronto que había que apostarlo todo por el pluralismo, por la independencia, por huir de la demagogia y el papel mercenario (tan costoso como restringido), pero no sabíamos de balances trimestrales, ni de deducciones, ni de impuestos de sociedades, ni de IRPF, contrataciones, seguros sociales, controles horarios, alquileres, distribuidoras, ni de imprentas digitales para que ‘tiraran’ mes tras mes nuestra más preciada creación, una revista en papel con contenidos originales —una revista en papel en pleno siglo XXI, qué cosas—.

Como están leyendo, desconocíamos casi todo, pero no la esencia que daba sentido a todo: las historias, las historias escritas y las historias (audio)visuales. Conocíamos el alma de todo esto por nuestro bagaje previo, por las enseñanzas de los maestros con los que, de una manera u otra, aprendimos a ponernos de pie y a caminar.  Y bajo ese faro en mitad de la espesura de la noche comenzamos a caminar. Haciendo justo lo que nos mandató ese andaluz que es uno de los padres de los grandes reporteros del periodismo moderno, Manuel Chaves Nogales. Anduvimos y volvimos para contarlo. Y aquí seguimos.