Crisis en el PSOE de Jerez: una cuestión ideológica

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La crisis del PSOE, la del partido que más años ha gobernado en la historia de España y mejor representa al Régimen del 78, navega desde lo nacional a lo local. También se ha instalado en Jerez. Y pese a que algunas personas, desde dentro y fuera, quieran atribuir y reducir esta crisis a los eternos desencuentros entre las corrientes de poder del PSOE jerezano y/o al timón individualista y errante de Mamen Sánchez, no se trata solo de una cuestión interna, va mucho más allá y tiene sus razones ideológicas.

Las divisiones internas suelen producirse, aparte de por intereses estrictamente personales —digamos de índole más egoísta—, por una falta de cohesión ideológica. El tránsito de la socialdemocracia al socioliberalismo está siendo tremendamente traumático para el PSOE, y Jerez no es una excepción. Porque el problema de fondo es que Mamen Sánchez no ha querido ni ha sabido practicar políticas verdaderamente sociales en la ciudad. La alcaldesa es consciente de que ciertas decisiones son necesarias pero no son populares, que se vive mejor en las zonas de confort político, sabe que le podía traer problemas (con el PP) la reincorporación de los trabajadores del ERE, sabe que las remunicipalizaciones (del agua, del servicio de limpieza, etc) les enfrentaría directamente al establishment empresarial, considera pantanoso el tema de la laicidad del Consistorio, no le importa demasiado la memoria democrática y tampoco quiere poner freno a las subvenciones al toreo, a pesar de tener delegaciones de primera necesidad cortísimas de financiación. Son ejemplos en los que la alcaldesa y su equipo han pasado de perfil, dando largas.

Mamen Sánchez ha intentado hacer funambulismo en un limbo ideológico de corte conservador sin mojarse, intentando molestar lo menos posible a los poderes fácticos, demorando las decisiones de calado hasta el extremo (como también hizo Pedro Sánchez a escala nacional) para no tomarlas si existiera alguna posibilidad de ello o si las tomaba, volcando la culpa de su fracaso en la oposición. El PSOE fracasa por aquello que dijo Woody Allen: “no conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo”.

Teniendo posibilidad de ello, la alcaldesa apenas ha tomado medidas sociales de envergadura más allá de las que han llegado por inercia institucional ni ha sacado mayor tajada de la Junta o de la Diputación porque allí también tiene problemas de feeling interno. Si se ha encontrado con un dilema, Mamen Sánchez siempre ha optado por la opción conservadora, despreciando el verdadero socialismo y cerrando las puertas del entendimiento al bloque opositor que apoyó su investidura. En ningún momento el gobierno municipal, con la alcaldesa al frente, ha dado la impresión de querer generar seriamente un cambio de modelo en el Ayuntamiento para ponerlo a disposición de la gente. Tampoco ha parecido volcarse con los que más lo necesitan, sino que mantiene un estilo político similar al de tiempos pasados, un modo de operar que solo rememorar produce escalofríos. La inacción, la excusa y la postergación también son estrategias partidistas, estrategias meditadas que aprovechan la confusión del ciudadano para perpetuar el status quo de los privilegiados, sumergiendo a los más vulnerables en el desánimo, manteniendo a la clase obrera desmovilizada y alimentando el repudio por la clase política.

Un spoiler: Mamen Sánchez no pasará a la historia por ser la alcaldesa que puso freno a lustros de despropósito municipal motivando al personal del Ayuntamiento a trabajar por sus vecinos y vecinas, tampoco escribirán los diarios que fuera capaz de liderar y dar forma a un consenso político, no, suceda lo que suceda su gobierno permanecerá como aquel “que pudo ser y no quiso ser”, será el reflejo del continuismo maquillado, de liderazgo cobarde y socioliberalismo vacío, o lo que da más pena: de vulgar intrascendencia.

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