Cuando no me robes, me reiré de las marquesas.
Que soy muy perezosa para ser tan trabajadora. Que me esfuerzo hasta descoserme desde que era una niña, aunque desease con todas mis fuerzas quedarme durmiendo en la cama. Que he tenido que pelear contra absolutamente todo el mundo, excepto algún profesor iluminado, por decir “esto me gusta y quiero hacerlo” hasta poder decir “esto me gusta y lo hago bien”. Ahora resulta que eso no me da de comer.
Cuando no me robes, puede que además de vivir en un país que es un paraíso para los sentidos, también pueda disfrutarlo al máximo. Porque eso que hago bien seguramente sea mi pasión y pueda llevarla a cabo con ayudas y servicios que ahora no tengo porque a ti te ha salido de los cojones llevarte la pasta a manos llenas a otro paraíso. Espero que te juzguen, espero que te obliguen a devolver cada céntimo, y espero que no salgas de la cárcel en mucho tiempo. Sin embargo, en este país la justicia no es igual para todos, Hacienda no somos todos, los impuestos que mis padres han pagado durante toda su vida van a pagar los caprichos de los ricos horteras que nos gobiernan en lugar de servir para hacer sencillo que yo pueda dedicarme a lo que me gusta, lo que sé hacer y lo que debería darme de comer.
Cuando no me robes, puede que todas esas empresas que explotan a los trabajadores porque éstos no tienen otra opción, tengan que enterarse de una vez de que quien trabaja gratis es un esclavo, y que la esclavitud se abolió en siglo XIX _alguno todavía está anclado por ahí, así que tampoco me extraña_. Que sí, que los que roban son políticos, banqueros, grandes empresarios…, y lo que nos faltaba era que los pequeños empresarios vean el cielo abierto para ofrecer sólo puestos de trabajo sin remunerar.
Cuando no me robes, a lo mejor dejo de leer noticias sobre que alguien más se ha suicidado para que su familia cobre el seguro de vida ante un desahucio. ¿No lo habéis visto en las noticias? Mirad en internet, que tiene menos censura.
Cuando no me robes, ganaremos todos en dignidad. Porque me asquea, y lo digo desde las mismísimas tripas, me repugna veros las caras cada día en la televisión. Que paséis otro día en libertad, escondidos tras una cortina, saliendo a la peluquería, subidos al yate, entregando trofeos a nuestros deportistas, mientras nosotros perdemos más y más dinero, que es nuestro tiempo y esfuerzo, porque os lo lleváis sabiendo que estáis robando… Es que dais mucho asco, joder.
Eso sí, tranquilos. Tenemos elecciones en dos meses y ya veréis cómo los que os perdonan la poca vergüenza, los robos, las mentiras y el daño irreparable tampoco tienen ninguna. Ni vergüenza ni perspectiva de futuro. Volverán a apoyaros. No les temblará el pulso, ya me gustaría a mí saber por qué. Quizás los compráis con mi dinero, o quizás están bien amaestrados sin más. “No, yo es que soy liberal”, “no, yo es que soy conservador”, “no, yo es que no puedo votar a esos progresistas”… De puta madre, pero ¿en qué manual del buen liberal dice que robar es una técnica a perfeccionar cada día?, ¿cuánto de conservador es no pagar impuestos en tu país?, ¿si no quieres votar a otros partidos porque crees que te van a perjudicar, cómo votas a quien lleva años robándote a conciencia?, ¿tú no pagas tus impuestos, o qué? ¿Sabes con qué finalidad los pagas?, ¿y sabes qué finalidad les da esta gentuza?
Decía Darwin que no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que se adapta mejor al cambio. Será que aún hay quien no cambia aunque le roben hasta el aire que respira.
Cuando no me robes y toda esa fortuna amasada por los trabajadores recaiga sobre los trabajadores, me reiré de las marquesas.
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