La pregunta, aunque pueda parecerlo, no va referida a la guerra provocada por Putin en Ucrania. Ahí la respuesta sería contundente y unánime: cero, ninguno.
Va referida a la pandemia de la Covid-19 lamentablemente e irresponsablemente olvidada. En este tema la respuesta de la mayoría sería; los que haga falta, con tal de que la economía y el cachondeo se salven.
Digo que está olvidada porque hasta los medios de comunicación más serios y rigurosos, han optado por excluir los datos actuales de sus noticias.
Alguna se escapa de vez en cuando y ahí nos señalan que la situación en vez de mejorar está empeorando. No extraña a la vista de las imágenes durante las pasadas fiestas de las fallas de Valencia, las procesiones de estos días y eso que aún faltan los sanfermines de Pamplona.
Más afectados e ingresados, pero menos en la UCI y parece que en muertes, que se han ido escorando hacia afectar a los más mayores; los de 65 años en adelante.
“Qué más da que caigan estos que ya han vivido suficiente. Es un precio que podemos asumir perfectamente”, señalan especialmente los más jóvenes ignorando que nos estamos dejando por el camino las mejores generaciones, descapitalizando nuestra sociedad. En fin….
Viendo las imágenes de China, en especial Shanghái, uno entiende que el virus sigue atacándonos, pero que nos enfrentamos a él de manera diferente.
Unas autoridades le plantan cara con decisiones contundentes, valientes, responsables que provocan el enfado y enfrentamiento de su ciudadanía y otras como las de nuestro país lo ignoran de manera irresponsable y cobarde, provocando sufrimiento y muerte.
Todas las autoridades, todas, del estado, autonómicas, o locales, de un signo político u otro, de N a S y de E a W. Todas son por tanto responsables de lo que está ocurriendo.
¿Qué pasaría si estuvieran aplicando normas como las de China? Que frenarían al virus pero provocarían un rechazo que los llevaría a perder las siguientes elecciones. Y eso no están dispuestas a asumirlo de ninguna de las maneras.
Si en el futuro alguien con el suficiente coraje, se atreviera a hacer un estudio sobre los fallecimientos que va a haber de más por esa cobardía probablemente serían más que los provocado por la locura de Putin. ¿Qué deberíamos hacer? Lo dejo a vuestra respuesta.
La mía es clara; lo mismo que a Putin, juzgarles por genocidio, por crímenes de lesa humanidad.
Quizás si los muertos pertenecieran al tramo de edad entre 0 y 30 años su reacción fuera diferente. ¿Pero a quién le interesa los viejos? Desde luego a nuestras autoridades no.
Me gustaría si pudiera y no tuviera consecuencias de fusilamiento al amanecer en las redes sociales, gritarles a pleno pulmón; “malditos seáis por este genocidio encubierto”, “malditos por vuestra dejadez, cobardía e irresponsabilidad”, “malditos los que callan y no alzan la voz” “malditos los que acallan las noticias sobre este tema ocultando sus consecuencias y datos reales”.
Pero eso lamentablemente solo serviría para un desahogo inútil, porque a nadie le interesa esto, nadie quiere conocer la verdad y lo más que podrían provocar es su enfado por romper su nueva realidad ajena al sufrimiento, su zona de confort.
Pero a los más conscientes, una minoría cada vez más exigua, les recomiendo que cada vez que reciban noticias de masacres en Ucrania, se acuerden de que la Covid sigue provocando lo mismo en nuestra sociedad, pero ningún organismo internacional se va a ocupar de ello y mucho menos llevar a sus responsables ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
¿Os imagináis a Sánchez, Ayuso, Feijóo, o Aragonés sentados en el banquillo junto a Putin?
Bueno…..paro, que me estoy calentando y la voy a liar.
¿Cuántos muertos más estamos dispuestos a asumir, a tolerar? Pues para la mayoría, incluidos nuestros gobernantes, los que haga falta para que la economía y la juerga vayan debidamente.
Veremos.