Yo siempre he tenido la mentalidad de que cualquiera es responsable de sus acciones, hasta ahí todos de acuerdo, pero no creo que sea justo que ningún Estado, ley u órgano gubernamental obligue a una mujer a no disponer como quiera de algo tan individual como su cuerpo y se utilice su vientre como un cóctel molotov, tanto por parte de los políticos de la izquierda como de la derecha.
Un buen ejemplo de ese enfrentamiento ideológico, moral y sexual es la resolución del Tribunal Supremo de EEUU para dejar que el aborto sea un asunto federal (o sea, una competencia exclusiva del Estado) y se convierta en asunto que atañe a los Estados, lo que significa que virtualmente no prohíbe el aborto, pero al dejarlo en Estados tradicionalmente republicanos es previsible que éstos lo recorten o prohíban ese derecho.
Esto resulta paradójico si se compara con el caso de otro país como es Argentina, que siendo normalmente conservador en lo moral y en lo sexual y que un principio prohibió el aborto (prohibido desde hace 80 años desde los tiempos de Hipólito Yrigoyen, incluso antes de Perón) y fuera despuçes legalizado y que Estados Unidos un país considerado tradicionalmente un ejemplo en derechos humanos y sexuales (aunque con graves deficiencias sociales) sea el que prohíba este derecho, un año despuçes de la legalización del caso argentino. Ante estos hechos llegamos a una pregunta: ¿Estamos ante un verdadero retroceso de los derechos de las mujeres o estamos ante la mercantilización del cuerpo femenino tanto desde la derecha como de la izquierda?
Como buen ejemplo pondré la pelicula de humor negro Citizen Ruth de Alexander Payne (1994) y la protagonizaba una fantástica, como es habitual, Laura Dern, que encarnaba a una drogadicta vagabunda que iba por su sexto embarazo teniendo a sus otros crios a manos de los servicios sociales y cuando ocurre esto hace que tanto organizaciones proabortistas como sectores religiosos y de talante chupacirio intentan por todos los medios hacer que cambie de opinión sobre abortar o no. pero ella no es ningún símbolo feminista. No es una intelectual, no es abogada, no es una activista, no es una ingeniera, no es nada de eso, es una vagabunda sin recursos económicos ni sociales que se chuta y esnifa cualquier cosa que encuentra y es cuando vemos en la película como los medios de comunicació y los politicos la manipulan con todo tipo de prebendas para que eliga una opción u otra como si su feto fuera una trinchera.
Habiendo también un asunto de diferencia de clase y de cierta estigmatización por parte de los medios hacia la clase trabajadora y no solo desde la derecha sino también desde la condescendencia de la izquierda (recomiendo Chavs: la demonizacion de la clase obrera de Owen Jones), como por ejemplo una mujer desempleada de 24 años tiene tres hijos, es porque es irresponsable y se amamanta del Estado y una mujer con las mismas características, pero que tiene un máster en Empresariales y es jefa de su oficina es una mujer emprendedora y ejemplar habiendo un fuerte componente de clase. Un ejemplo audiovisual de esta reflexión estaría en la serie El cuento de la criada, donde la mujer en un futuro distópico pasa de tener derechos a tener la importancia de una mesilla de noche y sirviendo solo para el sexo y para tener hijos que son llevados luego a familias pudientes, como ocurría también en la Argentina de la dictadura.
Lo que nos lleva a otra película que ejemplifica bastante este tema, como es Juno de Jason Reitman (2007), protagonizada por Ellen, ahora Elliot Page. En la película se cuenta la historia de Juno MacGuff, una despierta y espabilada chica de 17 años de clase media que se queda embarazada del pardillo del novio (Michael Cera) y entonces con toda naturalidad en vez de abortar decide tener el niño y darlo en adopción a una pareja de millonarios (Jennifer Garner y Jason Bateman). Cuando se estrenó hubo mucha polémica porque veían la película como conservadora al rechazar la protagonista abortar y tener al niño sin pensar que esta decisión no era tanto una decisión política y vital para la vida tanto de Juno como del bebé, sino una decisión que viene de la profunda individualidad e independencia de Juno. Es algo que decide ella, no hay nada que se lo prohíba, ni siquiera sus insólitamente comprensivos padres. Si hubiera decidido abortar también la habrían apoyado porque entienden que Juno, como mujer inteligente y madura es dueña de sus deseos y responsabilidades, que es como se debe entender a la mujer. y que esa sea su decisión y no hacerla pensar que si aborta será un símbolo de independencia y que si tiene el niño se destrozará la vida, convirtiendo su vida en un fracaso.
Y con esto no quiero decir que todas las chicas tengan la madurez emocional para tener un hijo y que la decisión de tenerlo es la más importante. que tal vez vayan a tener en su vida y tiene que ser meditada tanto como si decide abortar, como si decide tenerlo o si decide adoptarlo pero que no se cosifique esa decisión de la mujer ni a un credo ni a una bandera dejando a la mujer la libre elección de tomar esa decisión sin ser un sujeto político ni convertir un asunto tan importante como es la libertad de qué hacer con tu cuerpo en bandera de uno o otro espectro politico. Los tiempos han cambiado y ha habido un gran progeso en el derecho de las mujeres sin que las mujeres afortunadamente tengan que someterse a los peligros, tanto sociales como médicos, que muestran películas como Revolutionary road (2008) o El acontecimiento (2022).
Pero también creo en el avance de la educación sexual y en la importancia de la buena enseñanza de la biología humana y que hay que avanzar en la concienciación desde niños de que un polvo en un banco en un concierto de trap puede llevar a regalos inesperados y que los anticonceptivos y los condones son necesarios para no contraer una buena gonorrea porque aunque creo en la perpetuación de la especie también creo que la sociedad debe apoyar la individualidad de la mujer tanto como cree en la moral del individuo, porque señoras y señores los fetos no votan.