La 'Pedrocracia' y Nietzsche

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La 'Pedrocracia' y Nietzsche.

Estos días en los que la Pedrocracia se está desarrollando me estoy acordando cantidad de Nietzsche y su concepción del Estado y de la democracia. Y he repasado algunos de sus textos. Del Estado pensaba el filósofo del mostacho y maestro de mi persona una vez que me percaté de que la alternativa proletaria de Marx -no su método histórico- era un imaginario:

“El Estado más antiguo apareció, en consecuencia, como una horrible tiranía, como una maquinaria trituradora y desconsiderada, y continúo trabajando de ese modo hasta que aquella materia bruta hecha de pueblo y de semi-animal no sólo terminó por quedar bien amasada y maleable, sino por tener también una forma. Así es como, en efecto, se inicia en la tierra el Estado: yo pienso que así queda refutada aquella fantasía que le hacía comenzar con un contrato. Quien puede mandar, quien por naturaleza es señor, quien aparece despótico en obras y gestos, ¡qué tiene él que ver con contratos!”

Nuestro presidente debe estar en esa onda. Pedro Sánchez se encuentra procediendo a enlazar con la idea nietzscheana: quiere seguir teniendo al personal bien amasado y maleable y rechaza los contratos de convivencia, ¿para qué los quiere si tiene unos fieles seguidores que le aplauden haga lo que haga mientras a ellos no les falte apoyo material y espiritual? ¿Para qué quiere el Congreso y menos el Senado? Pedro Sánchez y el PSOE más sus aliados son la vanguardia leninista del proletariado. Y son unos “ilustrados”: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.  

¿Y qué es la democracia, según el autor de El Anticristo? “Yo creo que el gran movimiento democrático de Europa que avanza y es irresistible solo significa una total e increíble conjuración instintiva contra todo el que es un pastor de almas, un animal de rapiña, un ermitaño, un César, en beneficio de la conservación y elevación de todo lo débil, lo desanimado, lo fracasado, lo mediocre, lo malogrado a medias”. La democracia -dice el filósofo- ataca al fuerte para elevar al débil (eso se llama por ejemplo subir y subir impuestos a “los ricos”, yo soy uno de ellos, por lo visto y oído). La democracia debilita la fuerza vital, igualando, homogenizando y nivelando al individuo, y reproduciendo el espíritu gregario; en este aspecto, es cómplice del Estado. Para Nietzsche, la democracia defiende los mismos valores del cristianismo resentido. La democracia es prueba de la decadencia, de la degeneración del ser humano moderno.

Por eso Pedro Sánchez ha salido en su defensa y la quiere regenerar para que la democracia que tiene delante no siga denigrando al César ni a los pastores de almas como él. Sánchez -como el cristianismo- tiene siempre llena la boca de igualdad y solidaridad y sin embargo ha abrazado el radicalismo jerárquico y aristocrático del pensador alemán. Desde su solio pontificio reparte prebendas a sus sacerdotes y fieles “progresistas” y castigos a la fachosfera, sabe que su espalda seguirá cubierta si no se desvía de su homilía cultural y socioeconómica, consistente en tener el apoyo de quienes se definen como “progresistas” y de quienes poseen la condición de “sobrecogedores” o agarradores de sobres con más o menos parné, esto es, aquellos que por su situación de vulnerables dependen de sus caridades y aquellos otros que dependen de sus dádivas especiales. Nada raro, señoras y señores, es el poder y el poder tiene la obligación de defenderse para no dejar de serlo. La fuerza se la damos, sobre todo, los paganos que somos los de la clase media, medio alta y alta. 

Ahora bien, Nietzsche le recuerda a Sánchez lo que para el filósofo es el socialismo: “El socialismo es el fantástico hermano menor del casi decrépito despotismo, cuyo heredero quiere ser; sus afanes son, pues, reaccionarios en el sentido más profundo. Pues apetece una plenitud de poder político como solo el despotismo ha tenido; más aún, excede de todo lo pasado por aspirar a la aniquilación literal del individuo: se le antoja este un lujo injustificado de la naturaleza y que él debe corregir en un órgano de la comunidad que sea conforme a fin”.    

Por tanto, Sánchez es un jerarca de puertas adentro de su cerebro que se presenta como un firme rey mago bondadoso ante su débil electorado y ante quienes piensan que más vale pájaro en mano de Sánchez que ciento volando de los Milei y los Donald Trump de España. 

Me produce ternura y algo de pena la derecha, sobre todo el PP, esa derecha acostumbrada a gobernar siempre en España -con sus curas, sus banqueros y sus empresarios miedosos que se buscan rápidamente un Franco cuando les da el canguelo-, me da penita de ella porque ya dicen algunos de sus portavoces que como no se una el PP con Vox y ahora con Alvise no hay nada que hacer contra el regenerador. Y es verdad, derechas de todo el mundo y de España, uníos, o vosotros de patriotas tendréis lo que tiene Sánchez de tonto, el tío se ha metido a leninista. Y puede ganar las próximas y todas las elecciones, así que a rezar ante el altar de la diosa Europa para que os saque de vuestra derechosa incompetencia.  

Se lo ha montado muy bien el regenerador. Enlaza con el discurso del cristianismo de siempre y con el del marxismo del XIX: los ricos y los pobres y necesitados en general. La globalización se lo ha puesto a huevo a Sánchez y a otros. Los pobres de espíritu heredarán la tierra. La derecha creyó habérselo montado muy bien yendo a comulgar con el “a Dios rogando y con el mazo dando” y ha sido alguien que se llama a sí mismo de izquierdas quien le está sacando más rendimiento al imaginario místico, quien está aplicando aquello de “la caridad empieza por uno mismo” y lo de “el que no está conmigo está contra mí”. Todo utilizando eso que Nietzsche llama la fantasía socialista. ¡Qué mejor que la fantasía de un cuento para dormir a la gente!

Todo sin necesidad de guerras civiles, al revés, los de ETA hace años que dejaron la pólvora aunque otros necesiten su recuerdo a ver si derriban así al regenerador. El pueblo olvida rápidamente, el pueblo es emocional, vota con la cartera y con el corazón y no es lo mismo una cara Sánchez -tan buenorro y guapo- que una cara Feijóo o Abascal que encima lleva pistola. 

Hablando de pistolas, ya escucho de nuevo voces sugerentes. Diego Camacho es un coronel retirado del Ejército con destacada presencia en los medios de comunicación. Sigue con su idea de aplicar el artículo 8 de la Constitución para echar a Sánchez y su regeneración: “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Una regeneración de la regeneración que también puede resultar made in Nietzsche. 

Lo que más me alegra de todo esto es que mi maestro Nietzsche, en efecto, como profetizó él, no era un hombre, era dinamita, sin que ello signifique que yo lo siga a pie juntillas como hacen con Sánchez. Se murió fuera de sus casillas en 1900 y aún es autor de cabecera al que, por supuesto, tampoco lee casi nadie. Hacen bien, es de la fachosfera.

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