Seductor Sánchez, pobre Sevilla…

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Pedro Sánchez, depositando su voto en las elecciones al Parlamento europeo.

Sea cual sea el resultado de las elecciones europeas de hoy, algo se puede adelantar: gana el PP con ligera ventaja y el PSOE también gana. Pero la victoria será sobre todo del Partido Abstencionista a pesar de que algún nuevo San Vicente Ferrer -como el tal Alvise- levante pasiones con sus encendidas prédicas del postureo que benefician al PSOE y sus adláteres. De todas formas, la capital de Andalucía, que es desde donde escribo, seguirá postrada ante los intereses políticos de una derecha agallegada que, desde el punto de vista de sus posiciones ideológicas, no se sabe a ciencia cierta si sube o si baja, no se sabe qué es, exactamente. 

Si me equivoco no va a pasar nada, no soy una agencia de sondeos experimentada ni el resultado va a afectar al espíritu de este artículo. El PP no va a barrer, por eso el PSOE también gana y Sevilla seguirá pagando su capitalidad y haber celebrado la Expo en 1992. A partir de entonces, dineros para unos y para otros, clase empresarial paradita, organizaciones empresariales bajo el paraguas de la Junta del PSOE, pidiendo más que invirtiendo, la principal empresa de Sevilla se llama Caixabank, como para encima meternos con los catalanes, como es costumbre. Ya me gustaría que Andalucía y Sevilla atravesaran las crisis por las que dicen que atraviesan Cataluña y Euskadi. He leído que uno de cada dos niños en Andalucía corre el peligro de entrar en las listas de pobreza o especialmente necesitados y leer eso me produce asco contra quienes lo permiten.  

Los votos serán muy necesarios, pero también corrompen, el PP no hace más que preocuparse para que no lo comparen con la ultraderecha, la que se llama a sí misma derecha conservadora y renovadora, pero es más fácil para sus enemigos emplear lo de siempre, fascismo y ya está, cualquier experto en comunicación institucional sabe que el mensaje debe llegar a la gente muy masticadito: con simplicidad, claridad y emotividad. Sin embargo, los partidos hoy llevan careta, los comunistas no se llaman Partido Comunista sino Podemos, Sumar, Más País… Los conservadores se definen como “populares”, los muy conservadores se bautizan como Vox, sólo nos quedan los socialistas que no son socialistas, todo lo más socialdemócratas porque a la hora de la verdad hacen los deberes que el sistema les ha impuesto: se unen con él en Europa, en la OTAN -ahí coinciden con los “fascistas”- y se unen hasta con la doctrina capitalista de Keynes, en España lo que tenemos es una especie de keynesianismo de izquierdas. 

Persiguiendo al voto, la derecha agallegada -y otras de por ahí- traicionan a sus colegas de las derechas más conservadoras, ya no las necesitan tanto como antes -a las de antes-, cuando avanzaba el comunismo y las crisis mercantiles y todos en comandita apoyaron a Franco o a Hitler. Ahora, como no tienen más remedio que ajustarse al globalismo salvaje, tratan de separarse de la derechona que tiene las cosas claras: miren, aquí no caben más inmigrantes, a hacer gárgaras los ilegales -como actúa ya hasta el “bonachón” de Biden con los latinos-, y en Europa los ilegales, además, pueden ser terroristas. Miren, las raíces de Europa son judeocristianas así que con Israel y punto. Miren, las memorias, puestos a recordar para reconciliarse, son para acordarse de todos, no sólo de una parte. Miren, los cerebros y los sexos y los géneros son así y así hay que educarlos y considerarlos, el relativismo y la debilidad se la dejan ustedes a los posmodernos que piensan desde sus poltronas oficiales o domésticas acomodados gracias al mismo sistema que critican. Miren, de aborto nada, el humano es humano desde su concepción. Miren, una cosa es proteger a la mujer y al homosexual y otra que tengan privilegios muy especiales. Miren, hay mucho gasto público, muchos “impuestos revolucionarios” y todo eso hay que arreglarlo porque la productividad no es cosa de Fulanito o de Menganita cuyos sentidos centrales en la vida son pensar en el fútbol y en el acueducto de diciembre sino de los individuos e individuas que emprenden y ahorran. 

Los conservadores del PP tienen miedo a decir dónde están. El PSOE, no. Y en estas europeas y en España, los primeros rechazan a Vox o cuando se alían con él lo hacen tapándose la nariz y los segundos se unen a quien sea a cara descubierta, con presuntas corrupciones y todo. Como Pedro Sánchez es un gurú que aglutina todo el encabronamiento que millones de personas tienen con la vida y ha logrado que ese encabronamiento se redirija hacia “la ultraderecha”, como Feijoo es más feo y tiene menos sexy que Sánchez, no hay quien derribe al guapo: ni el feo (Feijoo) ni el malo (Abascal). Sobre el carisma y la seducción de Pedro se ha alzado un megagrupo de personas con dependencia emocional seria, la secta más unida de Europa para hacer frente al Mal y llevar a cabo un exorcismo contra Lucifer Vox y su padre, PP. Esta vez no se trata del Alzamiento Nacional sino del Alzamiento Plurinacional, eso sí, desincronizado. 

La búsqueda del voto incluso yendo contra los intereses, en este caso de Sevilla, conlleva considerar a los votantes como inmaduros: que no se nos asusten si nos unimos a Lucifer. Y ahí se queda Sevilla con un alcalde trabajador, José Luis Sanz, que se ha encontrado con el enemigo en su propia casa: la Junta de Andalucía y el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla. No, señor Sanz, usted no se une con Vox en el gobierno de la ciudad, no sea que nos voten hoy menos sevillanos y menos españoles, incluso menos europeos. No, señor Sanz, si quiere presupuestos vaya por la puerta de la moción de confianza, los sevillanos que esperen. 

Los otros han logrado que sus votantes crean que los progresistas son el Frente Popular PSOE-Sumar-IU-Bildu-ERC, a pesar de que todos están de mírame y no me toques y pendientes de lo que haga la derecha supremacista de Junts. Pero, usted, señor Sanz, usted no se puede coaligar con Vox para sacar adelante los presupuestos de Sevilla, con todo lo que eso implica. No señor, se lo dice Moreno Bonilla, que parece que prefiere que sigan los barrios más pobres de España en Sevilla, que no haya ley de capitalidad ni la dedicación que se merecen otros barrios o los parques tecnológicos o la sede de la agencia espacial, etc. Todo eso puede esperar.  

¿Cómo se va a atrever el señor Moreno Bonilla a ir por Málaga habiendo facilitado la ley de capitalidad a Sevilla? Y el portavoz del gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, exalcalde de Almería, ¿cómo se va a presentar en la ciudad “puerta del Mediterráneo” siendo cómplice de tal barbaridad? Señores y señoras de Ahora Andalucía, caso de que logren diputado europeo, que lo dudo, tienen mucho trabajo por delante, primero en su propia casa, luego en la misma Andalucía que no desea que su capital sea la puerta de entrada de nadie a la comunidad autónoma, sino la ciudad de camareros en la que se está convirtiendo, con todos mis respetos hacia una profesión que es dignísima pero que debe ir acompañada por salarios mejores, cero abusos, y por otros quehaceres relacionados con las tecnologías de este siglo.

Por ejemplo, la fábrica de conches eléctricos que Elon Musk quiere levantar en Valencia debería venirse a Sevilla que ya tiene experiencia en el ramo. Da igual que el coche eléctrico esté en crisis en cuanto a ventas y se vea obligado a echar de Europa a los coches chinos subiéndoles las aduanas hasta lo irresistible, remontará el vuelo. Aquí lo mismo se santifica el plan medioambiental de la Agenda 2030 que se expulsan los coches eléctricos chinos vulnerando el libre mercado. Ahora China obrará en consecuencia. 

El Ayuntamiento de Sevilla tiene la siguiente composición:  14 concejales del PP, 12 del PSOE, 3 de Vox y 2 de 'Con Andalucía' (Podemos más IU). Sevilla se ha vuelto muy de derechas, hasta los “fascistas” han sacado un concejal más que los “progresistas” de Podemos-IU (hoy enfrentados a nivel estatal, pobre gente). Catorce más tres son diecisiete, mayoría absoluta de la derecha. Con los datos en la mano, da la impresión de que la mayoría de los votantes sevillanos no se hubieran rasgado las vestiduras ante un gobierno de coalición PP-Vox. Pues no, señor Sanz. “Ring, ring”, “¿Dime, Juan Manuel?” “¿José Luis? Sí, soy Moreno Bonilla, nada de coalición, los presupuestos que esperen, no sea que para la votación del 9 se nos asuste la clientela. Es que son como niños, ¿sabes?”  

Donde hay patrón no manda marinero. Diciplina leninista o aténgase a las consecuencias, señor Sanz. Sevilla puede esperar, Europa no, los sevillanos son mansos, ellos, con su Betis y su Sevilla más los toros, la Feria, la Cruzcampo y por supuesto la Semana Santa -a cofradía diaria por las calles- tienen bastante. Se va a quedar embarazada de sí misma de tanto amarse. En Sevilla, un joven emprendedor en nuevas tecnologías es premiado y luego “expulsado” de la ciudad. Se va a Suecia y allí es reconocido y respetado. En Sevilla, no deja la Junta de Bonilla que el PP de Sanz pacte con Vox y entonces Vox se enfada y no se abstiene o vota contra la moción de confianza para que los presupuestos salgan ya adelante, dicen los voxeros que no pactarán con el “traidor PSOE” por principios y en cambio no se actúa en favor de los sevillanos. Vayan los de Vox con ese proceder ante los sevillanos más desfavorecidos y miserables y que les narren a ellos el cuento de los principios. El hecho es que han votado con los traidores. Punto. El hecho es que las alturas del PP han permitido toda esta situación. Un puñado de votos valen más que las necesidades de Sevilla y los que voten por esta causa contra el PP le hacen el juego al “odiado” PSOE.     

En Europa, la derecha del PP se coaliga con la izquierdecha del PSOE para evitar lo que es inevitable a largo plazo: la llegada de la derecha más conservadora al poder -a nivel mundial- si sigue el caos mental, espiritual y socioeconómico actual. ¡Que viene la ultraderecha!, grita el seductor Sánchez. Tienes razón, Pedro, añade el tibio Feijoo. Cuidado, aunque Sevilla se quede sin presupuesto, ya lo arreglaremos a partir del 9 de junio. La ultraderecha no va llegando por méritos propios, es un efecto del caos liberal apoyado por el progresismo. A este liberalismo le viene bien un progresismo del que puede sacar tajada en forma de más consumidores de todo.  

Mientras, se va a invertir hoy un tiempo para culminar unas elecciones con vistas a formar un Europarlamento que cuesta 2.400 millones de euros anuales y en el que pocos creen. Un 27% va a gastos de diputados (salarios, gastos de viajes, despachos, remuneración de sus asistentes, etc.). El poder de decisión del Parlamento Europeo es muy limitado: los eurodiputados sólo votan los proyectos de leyes ya redactados por la Comisión Europea, ligada a los intereses financieros y de la gran empresa europea y a los intereses de una OTAN controlada por EEUU. Europa y su UE se formaron sobre la base de su banca pública que sirve a la privada y sobre el euro. Luego ya nos dejaron votar a nosotros, a montones de partidos políticos. Está tremendamente partido el Europarlamento. En Francia, 21 listas, en España, 34 y en Alemania, 35. Como cantaba Carlos Puebla, “aquí piensan seguir, jugando a la democracia y el pueblo que en su desgracia se acabe de morir”. 

El presupuesto de Sevilla asciende a 1.031 millones de euros, el mayor de su historia, y prioriza a los barrios más pobres. Eso puede esperar. Es el tercer presupuesto entre las ciudades españolas para una urbe que soporta una capitalidad y la tercera área metropolitana de España. Un presupuesto para la ciudad que, según su alcalde, es capital política, cultural y económica de Andalucía. Que nadie se ponga nervioso, todo llegará, lo que no sabemos es cuándo. Señor Sanz, no se precipite, sus ciudadanos pueden soportar sus impaciencias y miserias ahogándolas en una cerveza con caracoles.  

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