Antonio Montero, el concejal no delegado de Eventos Culturales del gobierno local del PP, que al parecer sabe mucho de Semana Santa, una tradición como Dios manda que debe mantenerse intacta por los siglos de los siglos y con sus palcos incluidos, tiene poco oído. De lo contrario poca explicación puede encontrarse en la defensa que ha hecho hoy del aluvión de casetas-discoteca, entre ellas, la del propio Partido Popular que incluso tuvo que ser desalojada en la Pre-Feria. Porque la Feria tiene que "ir con los tiempos", ha expresado el concejal. "¿Quién baila más de tres sevillanas seguidas en la Feria?" (sic), se ha preguntado en voz alta. Y él mismo ha respondido: "Esa es la realidad de la Feria".
Quizás el bueno de Antonio no sea muy de sevillanas pero quien más y quien menos suele bailar sevillanas consecutivas y hasta en formato trío. O le da a la rumba, o le pega a unas bulerías, o al Sarandonga, o incluso a algún temita de El Barrio. Mil canciones, mil melodías festeras, más propias que ajenas, que bien podían catalogarse, con perdón de los puristas, en algo parecido al "estilo flamenco". ¿Por qué utilizamos ese concepto? Porque es justo así como aparece en la ordenanza reguladora municipal de la Feria del Caballo. En concreto, en lo relativo a la música que debe imperar en las casetas, dice literalmente "la música que suene en las casetas obligatoriamente debe estar enmarcada dentro del "estilo flamenco" hasta las 24.00 horas".
A qué viene entonces que para seguir con su argumentación en la rueda de prensa de balance de la desastrosa última Feria el edil popular haya avanzado: "Tenemos que trabajar de alguna forma en una ordenanza que haya unos parámetros donde en determinadas horas la Feria, dentro de lo que marque esta propia ordenanza, puedan tener los titulares de caseta la posibilidad de utilizar otro tipo de música que no perturbe a la Feria". O sea, trabajar en lo que ya existe y no se cumple. Lo dicho, o no tiene oído o directamente no se entera. Para el 'chunda chunda' y el reggaeton hay o 358 días al año, o una ordenanza que fija que cosas así pueden sonar en las casetas solo a partir de medianoche. Más que nada, lo decimos, por conservar nuestras tradiciones. Eso que al PP le gusta tanto.
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