Me he levantado a las 9. Hemos desayunado y me he puesto a ayudar a Alejandro con las tareas. Luego me he empanado el kilo y medio de pechugas de pollo como una campeona. Qué barbaridad, no veía el the end. Luego he hecho la compra por whatsapp y todo perfecto pero se le ha olvidado la botella de White Label, que me trae mañana con las tres cajas de leche. La camuflé demasiado bien, entre los danoninos, los inocentes y cándidos palitos de merluza para Alejandro y los tres kilos de patatas. Para la próxima, no me ando con chiquitas. La botella de whisky escrita en mayúsculas y luego todo lo demás. Qué mas da, si no sé como no nos tiramos del balcón como en Magaluf después de tocar las palmas a las 8.
Luego el tema de las medicinas de mi madre. A ver, mi madre pertenece al ISFAS y por tanto le corresponde Asisa. Lo de la receta electrónica no lo han olido todavía. Total, que he telefoneado a su centro de salud para decirle que va a a ir alguien con todo el taco de recetas un día de estos para que le haga tres o cuatro recetas por medicina. Y luego le he dicho a mi madre que llamara a la farmacia para que le adelantaran las medicinas y que ya les llevaremos las recetas.
Mi marido ha salido a sacar dinero para pagar la compra en matálico en casa y las medicinas en la farmacia, y luego llevárselas a mi madre. Le he dicho que en la farmacia pagara con tarjeta en lugar de pagar con dinero en metálico por el coronavirus. Luego me ha entrado la paranoia de la nula higiene de las teclitas del cajero y del datáfono. A falta de guantes le he plastificado el índice con film transparente y a la calle.
Por la tarde he escrito una pieza para El Mundo nacional, que sale mañana a doble página (ya lo subiré mañana) sobre la odisea de cuatro españoles tratando de salir de Filipinas por el coronavirus. Una odisea de una semana para regresar a España. Una pesadilla. Fijaos como será que casi me he alegrado de estar con el confinamiento éste.
Bueno, ¿cómo lo lleváis? Yo hoy bastante mejor que ayer. Me alegro que llueva, es bueno para nosotros (cero plan si esta situación no existiera) y para el campo. Acordaos de todos esos agricultores, cooperativas y distribuidores que están trabajando a destajo para que no nos falte ni la fruta ni la verdura. El sector primario va a ser de los pocos que se salve de esta debacle.
Hasta mañana.