No sé qué está pasando en la noche gaditana pero lo cierto y verdad es que resultan sorprendentes algunas noticias aparecidas en los medios de comunicación a lo largo de la semana que ahora termina y que hacen referencia a sendas escapadas de dos bebés de 2 años ocurridas con apenas cuatro días de diferencia en dos poblaciones gaditanas, la playa del Palmar en Vejer de la Frontera y Puerto Real en la bahía de Cádiz.
La coincidencia en el tiempo y también en la edad de los bebés podría llevar a cientos de elucubraciones sobre lo que están pensando tan pequeños criaturas sobre el mundo en el que les ha tocado vivir porque a pesar de su corta edad nadie duda que tienen una particular conciencia de la sociedad en la que están inmersos y han decidido adelantar, y mucho, lo que sus progenitores empezaron a hacer en su adolescencia y primera juventud, salir de casa a horas intempestivas para disfrutar de la libertad de la noche.
Más allá del carácter anecdótico que rodea ambas aventuras nocturnas cabe felicitarnos por el final feliz de esas escapadas y felicitar el sentido ciudadano de quienes avisaron a Guardia Civil y Policía Nacional en cada una de las situaciones. Nunca debieron pensar nuestros profesionales de la seguridad pública que en una noche del mes de mayo parecerían Schwarzenegger en aquella comedia de acción titulada Poli de Guardería. Pero como dice el refrán popular, bien está lo que bien acaba y así ha sido en los dos casos.
Y es que no resulta difícil comprender a estas dos criaturas con la cantidad de cosas que nos quitan el sueño. Sin ir más lejos es lo que les está ocurriendo a los farmacéuticos andaluces desde que conocieron el acuerdo firmado entre el Colegio Oficial de Farmacéuticos fe Andalucía y el Gobierno de Juanma Moreno por el que deberán entregar el 5% de las ventas de genéricos a la Administración andaluza para paliar el coste del gasto farmacéutico de la sanidad pública.
Recordaba yo mientras leía la noticia una expresión utilizada hace ya años, cuando el Partido Popular con Aznar gobernaba, para mostrar el maltrato a un sector que por mor del afán generalizadoR se asocia normalmente con el partido conservador. La señora quiso sintetizar la situación con una expresión bastante popular: al suelo que vienen los nuestros. Y eso parece ser lo que empiezan a sentir de nuevo buena parte de los profesionales de oficinas de Farmacia de nuestra comunidad autónoma que no entienden que su Colegio profesional, cuyo presidente el señor Mingorance, lo es también de Bidafarma, donde casualmente Manu Villena, la esposa del presidente Moreno Bonilla, ha venido ejerciendo la gerencia de las Relaciones Institucionales.
Los farmacéuticos andaluces añoran ahora las subastas de medicamentos de los gobiernos socialistas que ellos mismos tanto criticaron porque según cuentan eran las farmacéuticas las que en esas subastas aportaban la cuantía económica que ayudaba a paliar el gasto farmacéutico que ahora Moreno Bonilla y el jefe de su señora quieren que lo cubran los propios farmacéuticos con el 5% de la venta de genéricos. Vivir para ver…