A tenor de como han ido cambiando los titulares de prensa desde hace unos días la gente de orden, la de primer nivel tipo Gamarra, ha vuelto de sus vacaciones. Las noticias sobre la masificación turística, lo que se ha dado en llamar turistificación para castigo de nuestro respeto hacia la lengua castellana, sobre las separaciones de famosos más o menos sonoras, las grandes citas deportivas como la Eurocopa o la Olimpiada, todo ello de golpe y porrazo ha pasado a mejor vida, la de las hemerotecas polvorientas del estío.
De pronto hemos visto reaparecer en las portadas al famoso juez Peinado, la reencarnación madrileña y septuagenaria de la otrora jueza estrella la señora Alaya. Peinado ha irrumpido en la vida publica, sin respeto a quienes aún no han acabado su periodo vacacional, como un elefante en una cacharrería o mejor dicho en uno de aquellos videoclubs de barrio donde alquilábamos entretenimiento para nuestras horas muertas. Y es que lo ha hecho ofreciendo a quien corresponda el vídeo de la no declaración del presidente Sánchez a la vez que afirmaba que del silencio del presidente se pueden extraer conclusiones como si de un hermeneuta de lo no hablado se tratara.
Pero no satisfecho con su labor divulgadora de silencios ha vuelto a la carga al día siguiente ordenando a la UCO, cuyos informes ignora cuando no le sirven para su estrategia prospectiva, que registre la vivienda y una empresa del señor Barrabés. El juez ha debido volver con fuerzas renovadas a su tarea inquisitorial después de bastantes horas al sol y vermuts de mediodía compartidos con quienes le animan en su conspicua tarea, vaya personaje..
Y otra que ha vuelto a lo de siempre una vez consumidas sus jornadas de asueto veraniego ha sido Cuca convertida en guardiana de fronteras como si de reina de dragones se tratara. Vuelve el Partido Popular a lo que se ha convertido en su argumento preferido desde la llegada de Feijóo, atribuir la inseguridad ciudadana a quienes llegan huyendo del hambre y otras miserias desde el continente africano. Parece ya muy lejano pero fue hace poco más de un mes que Tellado, alma mater de la errónea estrategia del líder popular, pedía que desplegáramos unidades de la Armada para salvaguardar nuestra fronteras como si de un invasión se tratara. La frontera se ha convertido, por obra y gracia de Vox, en el monotemático discurso de la señora Gamarra tras los soles del verano.
Y no sólo se ha empleado a fondo con el tema fronterizo, aprovechando la situación de menores no acompañados en Canarias y Ceuta, sino que ha mostrado su apoyo a una de las figuras más extremistas del su partido, el señor Albiol, que volviendo de su periodo vacacional en Baleares no pudo resistirse a la tentación racista y aún sin poner pie en tierra firme y desde el mismo ferry lanzo un tuit en el que denigraba sin más a un grupo de pasajeros por razón del color de su piel. Pues bien este ilustre e histórico racista no sólo no ha sido llamado al orden por la dirección de su partido sino que ha recibido el apoyo de Gamarra.
Pero hechos como estos no debieran extrañarnos cuando el propio Feijoo en su disputa permanente del espacio político con Vox, sobre todo en las pasadas elecciones catalanas, asumió todo el ideario que vincula inseguridad y delincuencia con migrantes, hecho este reiteradamente desmentido por los datos reales de la Seguridad del Estado. Deben ser cosas de la ventana de Overton, pero de esto hablaremos otro día.