Más allá de los titulares de prensa sobre el encuentro de la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, y el alcalde de Cádiz, Jose María González Kichi, y las reacciones que dicha reunión ha provocado, la verdad es que por primera vez en la etapa más reciente la capitalidad de Cádiz y la centralidad de Jerez han dejado de ser un obstáculo para convertirse en una magnífica oportunidad para construir provincia y fortalecer su posición en unos momentos en los que el desanimo provocado por la pandemia parece haberse apoderado del sentimiento colectivo y de nuestro horizonte de futuro.
Más allá también de las motivaciones más evidentes, el X Congreso de la Lengua Española al que aspira Cádiz y la Capitalidad Europea de la Cultura por la que suspira Jerez, este encuentro tiene significados más profundos. Recuerdo que hace ya algunos años un amigo mío definía Cádiz como la coincidencia en un mismo territorio de dos provincias, Cádiz y el Campo de Gibraltar, y una ciudad-estado, Jerez y su zona de influencia. Por fortuna aquellos tiempos, en los que la provincia se percibía como un territorio desestructurado y sin más ligazón que la distribución territorial por provincias que impulsó Javier de Burgos y que fue aprobada por Decreto de 30 de noviembre de 1833, pasaron a mejor gloria sobre todo por el desarrollo de infraestructuras de comunicación como la A381, Jerez-Algeciras, la conversión en autovía de una buena parte de la antigua N340, la autovía Jerez-Costa Noroeste, la supresión del peaje de la AP4 entre Cádiz y Jerez, o el primer tramo de la autovía de la Sierra con estación término, hasta ahora y por demasiado tiempo tal vez, en Arcos de la Frontera.
Todas estas infraestructuras, junto a la ampliación y fortalecimiento del aeropuerto, fijaron la diana de la centralidad provincial en Jerez confiriéndole un nuevo papel en la cohesión territorial y económica de la provincia capaz de acabar con cualquier planteamiento victimista del pasado más cercano. Por lo tanto en este momento el debate de la capitalidad provincial no deja de ser un pretexto vacuo para alentar rivalidades interesadas de lo que pudo haber sido y no fue y que durante mucho tiempo sirvió de alimento demagógico a los enfrentamientos partidistas en la provincia.
Toca ahora, cuando la realidad de esta pandemia nos ha llevado al borde del precipicio, hacer provincia desde lo mejor que cada ciudad y pueblo pueden aportar, toca una apuesta conjunta, sincera y sin exclusiones por fortalecer las posibilidades compartidas de esta tierra al sur del sur haciendo valer todas nuestras potencialidades desde una posición de responsabilidad compartida por cada uno de nuestros territorios.
Por eso el encuentro estos días pasados de Mamen y Kichi trasciende la coyuntura de los deseos de proyección de ambas ciudades y quizás haya sido el primer paso para acabar con los chovinismos localistas que tanto daño han hecho al horizonte de futuro de los gaditanos y gaditanas, y quizás puede haber llegado el momento, como reza la serie de televisión, de amar en tiempos revueltos.