La actualidad política ha adquirido una intensidad digna de los tiempos que vivimos, hasta el punto de que quizás sea mejor que recurramos al tan socorrido hablemos de futbol.
El escenario político nacional vive con especial virulencia uno de sus momentos más difíciles, como bien quedó de manifiesto en la pretendida sesión de control al Gobierno del último miércoles. Había preparado el Partido Popular su fuerza de élite comandada por el furibundo charlatán de feria Tellado para arremeter por tierra, mar y aire contra cualquier miembro del Gobierno que le tocara en suerte. Pensaba la dirección del grupo parlamentario popular que la petición del juzgado que tramita el llamado caso Koldo para que el Supremo investigue a Ábalos era materia suficiente para librar la madre de todas las batallas.
Pero he aquí que donde las dan las toman y la parte del Gobierno que no había acudido a la cumbre hispano-lusa puso en marcha una estrategia que para sí habría querido el nuevo líder de Hezbolá. Las desgravaciones fiscales que se había querido aplicar el novio de la presidenta madrileña, incluyendo relojes de lujo e instrumentos musicales, se convirtieron en misiles balísticos que impactaron de lleno en la línea de flotación de la flota del almirante Tellado al que la ministra Morant, sentada delante de él en el banco azul, mandaba callar como si de una institutriz del siglo pasado se tratara ante las continuas interrupciones al ministro López en el uso de la palabra.
Pero a pesar de que el tiempo de la sesión de control se midió en más de una ocasión con el Rolex del novio y con la banda sonora del saxo del mismo propietario, ambos objeto de errónea desgravación fiscal, el momento más sentimental fue el que ocupó el viaje vacacional de la Presidenta y su novio con nuevas desgravaciones fiscales inaceptables para la Hacienda pública, y sala de autoridades en Barajas, a la ida y a la vuelta, pagadas con los impuestos de la ciudadanía madrileña.
Pero no fueron la presidenta y su novio la única munición de la guerrilla ministerial que al parecer ha decidido pasar al ataque liderada por la vicepresidenta Montero y con un tridente killer, el compuesto por Bolaños, Puente y López.
Entre otros destacados miembros del Grupo parlamentario popular, que realizaron preguntas al Gobierno, fueron víctimas de la artillería socialista el exconsejero andaluz de Hacienda, el señor Bravo, incapaz de negar el sobresueldo de 60.000 euros que cobraba o la señora Cantalapiedra a la que López reprochó el frustrado pelotazo junto a su hermano en su tierra natal vallisoletana y que pretendía la construcción de algo más de 15.000 viviendas. Y es que como decíamos antes donde las dan las toman. Parece que la crispación ha llegado, viva la crispación y dejar de poner la otra mejilla porque la mejor defensa es un buen ataque, ya que hoy hablamos de futbol.
PD: De Iñigo y de Juanma el fraccionador ya hablaremos.