Saldaña, el hombre 'boomerang' del PP gaditano

Con él se cumple, salvando las connotaciones negativas, aquello de que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen o como en la película de Rafelson, el cartero siempre llama dos veces

Saldaña en la caseta del PP de la Feria del Caballo.

Se ha conocido esta semana la lista definitiva del Partido Popular al Parlamento de Andalucía por la provincia de Cádiz sin sorpresas que llevarse a la boca más allá de resolver la duda del número uno de la candidatura, para lo que se dudaba entre Ana Mestre y Bruno García, y dar certeza al rumor de que Saldaña decía adiós a sus aspiraciones municipalistas y dejaba el terreno libre para la vuelta de la imputada prescrita María José García Pelayo.

Por lo tanto sin sorpresas significativas en la composición definitiva de la lista, que bien podría ser la municipal al Ayuntamiento de Jerez a tenor del lugar de nacimiento de tres de sus cuatro primeros integrantes. Si días antes señalábamos el fuerte componente de la Costa Noroeste que rezumaba la candidatura socialista sorprende ahora que Mestre, García y Saldaña, nacidos en Jerez, encabecen la candidatura popular bendecida por el presidente de su comité electoral en la provincia, otro jerezano, el veterano Aurelio Romero. Resulta sorprendente a primera vista el deprecio del PP gaditano a la propia capital y también a otras ciudades importantes de la provincia con la excepción de la número tres de la candidatura, la algecireña Pilar Pintor por la que sigue apostando y defendiendo Jose Ignacio Landaluce.

Pero más allá del componente territorial, casi anecdótico en los tiempos que corren, hay dos elementos a mi parecer destacables, de un lado el abandono de Ana Mestre de su cargo como Delegada del Gobierno en la provincia y la vueta de Antonio Saldaña a la candidatura autonómica. Mestre abandona un cargo institucional desde el que venía ejerciendo una influencia importante en las estructuras locales del PP en la provincia, un escenario, el que ahora abandona, que le había conferido su mayor visibilidad desde que tomó el camino de la política. A primera vista resulta extraño a menos que el compromiso parlamentario que ahora adquiere tenga letra pequeña que desconocemos.

En cuanto a Saldaña se consolida como el hombre boomerang del Partido Popular que por muy lejos que lo lances siempre vuelve al punto de origen. Con él se cumple, salvando las connotaciones negativas, aquello de que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen o como en la película de Rafelson, el cartero siempre llama dos veces. Si en el caso de Mestre su designación puede encerrar la llave del tesoro en el de Saldaña todo huele a despedida y un cómodo retiro parlamentario toda vez que sus valedores para la candidatura municipal forman parte ya del club de los poetas muertos. En el PP han entendido que las ocurrencias dialécticas del portavoz municipal y sus reiterados intentos de judicializar la vida política local eran un camino a ninguna parte o quizás tan sólo al borde del precipicio de las esperanzas de la derecha jerezana.

Pero la feria de las vanidades de la política autonómica no ha hecho más que empezar y nada mejor que el albero de las otras ferias, las que la provincia celebra en estas fechas, para ver el paseíllo del Consejeros, Consejeras y hasta el propio Presidente que al parecer está convencido que el mejor cartel electoral es él mismo y no el Partido que le sustenta cosa que nunca hizo bien, en uno y otro lado, a los que antes cometieron el mismo pecado.

 

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