Anda estos días la fuerza expedicionaria del PP andaluz recorriendo las playas de Cádiz a la búsqueda del soldado Bruno, aquel que hace ya algunas semanas vieron llegar como el liberador de todos los males de la ciudad y del que poco más se ha sabido salvo lo que la prensa amiga proclama cada día abriendo los titulares de campaña.
Se las prometía muy felices la dirección regional del Partido Popular creyendo que con el soldado Bruno había encontrado el sustituto de la histórica Teófila Martínez, cosa nada fácil porque esas conjunciones planetarias tienen lugar cada 75 años como las visitas del cometa Halley.
Y aunque la retirada de Kichi pudiera llevar a pensar que el ciclo de la izquierda en el gobierno municipal había llegado a su fin y que podía ser el momento para el candidato popular, el día a día de la campaña está poniendo de manifiesto que pensar en Bruno García como la solución de los males municipales del PP gaditano tan solo respondía al alto grado de autoestima con el que suelen valorar estas opciones en el propio partido.
El PP gaditano ha querido mandar un doble mensaje, uno para su electorado más tradicional en el sentido de que Bruno García es el alumno aventajado de Teófila Martínez con la que aprendió las cuatro reglas de la política municipal, y por otro lado el mensaje, dirigido al electorado más nuevo, de que el candidato representa la renovación del proyecto popular.
Y para mí que esta especie de contradicción, presente y pasado, viene a poner de manifiesto las vulnerabilidades del candidato. Su pasado junto a Teófila es el talón de Aquiles de Bruno, empeñado en plantear propuestas a las que se opuso cuando él formaba parte del gobierno municipal. Esto pone de manifiesto que difícilmente el pasado puede convertirse en protagonista del futuro salvo en visiones nostálgicas de la realidad. Y también hay razonables muestras de falta de credibilidad, no es de recibo anticipar en campaña futuras rebeldías sin causa contra el Gobierno popular de la Junta cuando formas parte del brazo parlamentario de ese gobierno.
Y por si fuera poco, las opciones de izquierda, PSOE y Adelante, parecen haber encontrado en la campaña electoral la grieta por donde debilitar las opciones de la derecha popular. Aunque De la Cruz es un candidato bien distinto de su predecesor Kichi ha conseguido aglutinar a buena parte de la izquierda a la izquierda del PSOE y eso siempre es una buena baza electoral, aunque parece lejos de poder repetir el último resultado del actual alcalde y por tanto lejos también de ser el partido más votado de la izquierda gaditana.
Por otro lado, Óscar Torres, al que en una tertulia televisiva hace unos meses yo comparaba con la selección mundialista de Marruecos, en términos de revelación del torneo, viene trabajando con una constancia que para sí quisiera la hormiguita de la fábula. Recuerdo que mucho antes de la campaña coincidí con él tomando un café de sobremesa y cuando nos despedimos me comentó que iba a una reunión con una asociación de vecinos del entorno del hospital, lo que tiene más valor si se considera que en aquel momento no era candidato ni estábamos en campaña electoral, sino que actuaba como portavoz en ejercicio del grupo municipal. Y es que como en la canción de Chenoa, cuando Bruno va, Óscar vuelve.