La humanidad encierra numerosas historias y personajes que explican nuestro día a día. Diógenes de Sinope, también llamado Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego que dedicó a vivir su vida como un vagabundo por las calles de Atenas, viviendo bajo una autosuficiencia lejana de privilegios y en la más estricta pobreza.
Durante los últimos años, la historia de este filósofo de la escuela cínica se ha plasmado en el síndrome de Diógenes. Muchas personas se han recluido en sus casas de forma voluntaria para vivir bajo ingentes cantidades de basura y desperdicios.
Asimismo, la inmediatez en la que se encuadra la vida cotidiana de la sociedad actual lleva al caos y desorden a muchas personas. Y si a eso se une la digitalización de numerosos procesos surgen nuevos hábitos.
Uno de ellos es el síndrome de Diógenes digital. Sus síntomas son evidentes: el temor a la pérdida de información y el guardado masivo de documentos y archivos en dispositivos electrónicos. Incluso, muchas personas incurren de forma inconsciente en gran depósito de objetos electrónicos de dudosa utilidad.
Las estadísticas hablan por sí solas. Se estima que siete de cada diez españoles sufren este síndrome, suponiendo una revolución de la acumulación en entornos con un importante número de personas. Por ejemplo, Facebook aglutina en torno a unos 2.000 millones de usuarios activos e Instagram, 1.000 millones.
En definitiva, las nuevas tecnologías también tienen un espacio limitado. Por lo tanto, si no queremos acabar como Diógenes de la era digital, toca desprenderse de la suciedad y los bultos que se acumulan en nuestros dispositivos. La salud mental y el correcto mantenimiento de los aparatos tecnológicos están en juego…
Comentarios