La Unión Europea (UE) ha llegado a un acuerdo más restrictivo tanto con la inmigración como con el asilo político en su territorio. Se trata de una decisión, por desgracia, en línea con las que están adoptando algunas de las principales potencias de la Unión, caso de Francia –con el voto favorable de Marine Le Pen, algo muy significativo de por dónde va la ley– o la Italia de los neofascistas de Meloni… pero también Alemania, en la que actualmente gobiernan los socialdemócratas, ha comenzado a adoptar medidas restrictivas tras las 'puertas abiertas' de Angela Merkel con los refugiados sirios y de otras zonas como Iraq y Afganistán. En Europa, también cabe hablar de las políticas puestas en marcha por el gobierno conservador de Reino Unido, que ha recibido un varapalo de su Tribunal Supremo sobre el envío de migrantes a Ruanda, pero sigue con las barcazas oceánicas.
El acuerdo, tras varios años de negociación, se ha cerrado bajo la presidencia española de la UE, un semestre extraño, marcado por los meses transcurridos hasta que finalmente el PSOE ha podido formar gobierno. Nada parece cambiar por ahora en la política española, pero no hay que dejar pasar por alto que un socio necesario para que funcione el gobierno de coalición PSOE-Sumar, los independentistas de Junts, ha reclamado al Gobierno central mayores competencias para Cataluña en materia de inmigración con fines también claramente restrictivos, algo que no deja de ser curioso cuando ni siquiera está gobernando en dicha comunidad.
El acuerdo prevé un fondo de compensación por el que cualquier país puede rechazar los migrantes que le 'toquen' pagando
Por reseñar algo positivo, hay que decir que el acuerdo contempla el tema de la inmigración como algo que atañe a todos los miembros de la UE. Otra cosa es qué hay detrás de ese ‘algo’, porque es evidente que hoy la palabra ‘problema’ gana a la palabra ‘oportunidad’. Ese ‘problema’, de hecho, está cuantificado y todo, de hecho es clave en el fondo de compensación que se va a crear: se llama 20.000 euros. El acuerdo prevé un reparto de migrantes y refugiados más allá del país de arribo, pero en el caso de que determinados países no quieran acoger a todos los migrantes que les ‘tocan’, que ya es una expresión fea por sí, pues eso, 20.000 euros a pagar por cada uno como compensación. Se ve que en Europa hay menos dudas a la hora de poner números que nombres a la inmigración.