El exministro José Luis Ábalos se niega a dejar su acta de diputado por su responsabilidad política ante las comisiones en las mascarillas –el denominado 'caso Koldo', por el nombre de su asesor supuestamente implicado– y, por lo pronto, se pasa al grupo mixto, con lo que deja al grupo socialista en el Congreso con uno menos. Eso sí, anuncia que siempre va a votar lo que el PSOE. Ábalos ya avisó que no es un corrupto y que pedía al partido una salida personal que, a la vista está, no se ha producido. Su despedida ha evidenciado su despecho para con su partido y su dolor ante una situación que jamás pensó que ocurriría.
El PSOE quiere que la suspensión de militancia de Ábalos sea el cortafuegos de este caso, que amenaza con convertirse en un severo quebradero de cabeza para el gobierno de coalición en una legislatura en la que no dejan de ocurrir cosas, ninguna de ellas positiva para PSOE-Sumar. La irrupción del 'caso Koldo' llena de tal manera la vida política que ha hecho que, por ejemplo, la prórroga en el Congreso para cerrar el tema de la amnistía al independentismo catalán –hasta ahora 'el tema' que estaba marcando la legislatura, sin duda– haya pasado prácticamente desapercibida.
Ábalos compartirá bancada en el grupo mixto junto al BNG, UPN, CC... y los cuatro diputados de Podemos que se salieron de la disciplina de Sumar.
Cuando Pedro Sánchez consiguió cerrar apoyos para formar gobierno cumpliendo con el encargo de Felipe VI, quedó claro que se abría un período muy complicado y que la mayoría absoluta que le respaldó en el Congreso a mediados de noviembre estaba cogida con alfileres, dada la heterogeneidad de los apoyos. Pero es qe durante los poco más de cien días que han transcurrido desde la formación del nuevo gobierno, se ha ido creando un cuadro todavía más difícil. La marcha de Podemos, el fiasco de Galicia, la amnistía que no termina de salir –y sobre la que hay serias dudas en varios frentes– y, ahora, un caso de corrupción de alcance por determinar, hacen que la voluntad, reiterada hace unos días por el propio Sánchez, de agotar los cuatro años de legislatura, se antoje tremendamente difícil.
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