Almudena Martínez del Junco (Jerez, 1976) ha tomado posesión como presidenta de la Diputación de Cádiz. Martínez es la primera jerezana-o que asume dicho puesto desde la restauración de la democracia. Además, es la segunda vez que el PP presidirá la Diputación, que habitualmente ha estado en manos socialistas.
La nueva presidenta ha estado acompañada de buena parte de los alcaldes populares de la provincia, con el alcalde y la alcaldesa de Cádiz y Jerez, Bruno García y María José García-Pelayo, a la cabeza, en un acto que no se ha querido perder tampoco Juan Manuel Moreno Bonilla, especialmente comprometido con la recuperación de poder del partido en la provincia, como queda reflejado con las alcaldías de las dos principales ciudades (el PP gobierna también en Algeciras) y de la Diputación Provincial. Eso sí, el gobierno, que se dará a conocer la semana próxima, tiene que ser forzosamente en coalición con La Línea 100x100, después de cerrar un acuerdo que contempla distintas inversiones en dicha ciudad y la concesión de dos vicepresidencias a este partido local, lo que eleva el número total de vicepresidencias ni más ni menos que a cinco, hecho que ha sido objeto de crítica desde distintos ámbitos políticos y redes sociales, incluso más allá de la provincia.
Del primer discurso de Martínez del Junco, y buscando darle un enfoque marcado por la actualidad de la campaña electoral, cabe destacar su marcada distancia respecto a los mensajes habituales de Vox y también del tono que exhibe el propio PP cuando se ha visto obligado a pactar con la fuerza de extrema derecha en ayuntamientos, comunidades autónomas y otras instituciones. Un ejemplo nítido ha sido cuando ha hablado abiertamente y sin complejos de "una mayor sensibilización ante la violencia de género", más allá incluso de la 'violencia machista', que es el enunciado que generalmente se utiliza en el partido cuando se refiere a este grave problema social. Palabras como "diálogo", "moderación" e "igualdad" también han salido de sus labios en su toma de posesión, a la vez que se ha comprometido (sin decirlo expresamente) a retomar el espíritu con el que renacieron las diputaciones provinciales en la Transición, que no es otro que el de ayudar a los municipios más pequeños de las provincias y las ELA.
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