La anunciada amnistía a los independentistas catalanes, como era de prever, se ha convertido en el auténtico nudo gordiano de la investidura, no solo en lo que respecta a la suma de apoyos que necesita Pedro Sánchez para la investidura y formar gobierno, sino también al planteamiento político-jurídico, filosófico e incluso meramente operativo de lo que supone este tema para la democracia española, lo que tiene muchos, muchísimos perfiles.
En primer lugar, Junts tiene que plantear a sus bases si están a favor del acuerdo alcanzado por Carles Puigdemont y la cúpula del partido, así que, puede que sí; puede sí, con matices; o puede que no, que con partidos 'sentimentales' nunca se sabe.
Está ERC, que pedía, además de la amnistía, la transferencia de los trenes de Cercanías (que, por cierto, han sido convenientemente regados de dinero hace poco) y, en tercer lugar, una mejora en la financiación.
También está Podemos, apretando para obtener lo que técnicamente podría definirse como "algo" de la parte del Gobierno que le corresponda a Sumar...
Por su parte, en esta amalgama de declaraciones, anuncios, etc, PP, que controla gracias a su mayoría absoluta el Senado, ya ha dejado claro que, en la medida de lo posible, va a hacer todo lo que esté en su mano para que la Cámara Alta dilate los plazos cuando el tema de la amnistía llegue a la Cámara.
También hay que citar que algunas voces en el seno del PSOE se estarían pronunciando en contra de la amnistía dentro de la consulta interna auspiciada por el propio Pedro Sánchez, según recoge prensa de centro-derecha. En cualquier caso, esa rebelión de bases socialistas estaría por cuantificar y parece muy poco probable que acabe siendo significativa. De hecho, la actitud que mantiene al respecto el Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y, en principio, el barón que se ha manifestado más en contra de dicha medida, no ha pasado, por ahora, en ningún momento, de la declaración (más o menos altisonante) a la acción.
Todo esto se refiere únicamente al rifirrafe político que está ocasionando la posible amnistía. Lo de los ocho vocales conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que se han manifestado abiertamente en contra de la amnistía es otra cosa, mucho más fondo (por cierto, es increíble la alegría con la que se habla en España de conservadores y progresistas cuando se habla de la judicatura, empezando por los propios jueces). Está claro que la posible amnistía es una medida que toca a todo el Estado, en su conjunto, y que, de aprobarse, tal y como está planteada, como condición sine qua non para que se lleve a cabo una investidura, va a tener consecuencias de todo tipo...
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