El Gobierno ha anunciado que ha llegado a un acuerdo con la Unión Europea (UE) por el que no establecerá el pago en las autovías españolas. Como se recordará, la posibilidad de que se introdujera esta medida se dio a conocer en la anterior campaña electoral. El PSOE reconoció el hecho, pero matizó que se trataba de una posibilidad entre otras que se habían puesto sobre la mesa para aumentar los ingresos del Estado, pero que no era un tema que estuviera cerrado.
Efectivamente, así era (o así se ha negociado después) y el Ejecutivo se ha dado prisa en dejarlo claro. Se hubiera tratado de un sistema de pago similar al que existe en Portugal, sin peajes físicos o apenas, con lectores de las matrículas de los vehículos y el pago telemático con tarjeta del propietario.
Bien… nada de esto habrá, al menos a corto plazo, pero cabe hacer una serie de reflexiones sobre la situación actual de la AP-4, la antigua autopista entre Sevilla y Cádiz (más bien Puerto Real). Evidentemente, no volver a pagar, después de casi cincuenta años, en una primera valoración, es algo positivo, tanto para el bolsillo de los usuarios privados como de los transportistas. La desaparición de los peajes, primero el de Jerez-Puerto Real y años después el definitivo, el de Las Cabezas, se vio siempre como un triunfo, tanto por los políticos como por los empresarios y los propios ciudadanos, que veían que se ponía fin a una situación que se consideraba discriminatoria respecto a otros territorios.
Por supuesto, el 1 de enero de 2020 todo el mundo vio con alivio no volver a pagar los 7,45 euros que en ese momento costaba el peaje (que podía irse a los 15 euros para los camiones con mayor número de ejes). Pero desde entonces, salvo el paréntesis de la pandemia, el continuo incremento del tráfico no ha parado de crecer exponencialmente, haciendo que este verano algunos días se hayan producido atascos impresionantes, de más de cuatro horas entre Sevilla y Cádiz. Crecimiento del turismo, traslado del tráfico de la antigua N-IV, algunas obras a destiempo… todo es material inflamable al que le basta cualquier contratiempo, un accidente, para que se encienda la mecha.
Se ha comenzado a hablar de contar con un tercer carril y/o de duplicar la N-IV (en realidad, de este tema hace años del que se habla), pero por ahora no hay proyecto, ni presupuesto ni nada…
Una situación, la de la AP-4, que ha producido la aparición incluso de algún nostálgico del peaje, del tránsito cuando había peaje, para ser más exactos, aunque fuera de pago. Al fin y al cabo, cada ciudadano, cada empresario tiene sus propias circunstancias…