El Banco Central Europeo (BCE) ha reducido el precio del dinero lo que los expertos llaman 'un cuartito', para dejarlo del 4,50% en el 4,25%. Se trata de un descenso que, de alguna manera, se daba por descontado en el sector bancario e inmobiliario y que tampoco se puede decir con plena seguridad que vaya a marcar tendencia. Es cierto que, después de diez subidas consecutivas en los dos últimos años, es relevante que se haya producido, al fin, este descenso, pero en el horizonte sigue habiendo importantes nubarrones, como la persistencia de tensiones inflacionistas en la zona euro –ahí está el caso de España, en pleno repunte hasta volver a superar el 3,5% después de tres meses consecutivos de subidas–, la posible victoria de Donald Trump en EEUU (y la introducción de medidas proteccionistas en la economía americana o el inicio de guerras comerciales, como la que ya tuvo durante su anterior mandato con China) e incluso los conflictos armados de Ucrania y Gaza.
Los propietarios de una hipoteca es posible que tengan un leve respiro, pero hay que tener en cuenta que cuando se dice que el descenso de este 'cuartito' estaba, de alguna manera, amortizado, no es una simple manera técnica de hablar, ya que hay que tener en cuenta que en las últimas semanas se ha venido produciendo una leve bajada del principal indicador, el euríbor, adelantando precisamente el descenso que se ha producido. En este sentido, el pasado mes de mayo, por ejemplo, una hipoteca de 150.000 euros a 25 años ha visto reducida su cuota mensual en unos 16 euros respecto al mismo mes de 2023; es decir, las hipotecas ya han comenzado a bajar, pero no lo están haciendo de manera significativa, en realidad porque, tal y como ha ocurrido, nadie esperaba que el dinero bajara más allá del 0,25%.
El euríbor se mueve actualmente por encima del 3,60% y las previsiones indican que en los próximos meses podría seguir bajando hasta situarse alrededor del 3%, lo que, efectivamente, ya sí, sería una buena noticia para los propietarios de hipoteca.