El euríbor aumentó durante el mes de febrero y viene a complicar los pronósticos de los expertos, que venían augurando un descenso nítido para el verano que, a su vez, arrastrara a la baja el precio de las hipotecas. El aumento de este indicador está directamente relacionado con las tensiones inflacionistas que se están produciendo, los problemas en el comercio mundial y el escenario bélico en Gaza y Ucrania, que hacen que los reguladores se estén pensando iniciar el recorte del precio del dinero, ni siquiera en un 0,25%. Ese 'cuartito' podría entenderse como una señal de un cambio de tendencia, pero el movimiento está tardando en producirse más de lo previsto, tanto por el Banco Central Europeo como por la Reserva Federal de Estados Unidos.
Los expertos daban por hecho a finales de 2023 que el cambio de tendencia estaba a la vuelta de la esquina y que el precio del dinero había tocado techo, que los reguladores comenzaban a dar por buenos los resultados de la política monetaria restrictiva puesta en marcha hace algo más de dos años para frenar el período inflacionista que se desató y se vio agravado en Occidente por el inicio de la guerra de Ucrania.
El euríbor ha cerrado febrero en el 3,67%, cuando las previsiones que se manejan son que este índice a lo largo de 2024 se sitúe entre el 3% y el 3,24%. La incidencia de esta subida del euríbor sobre las hipotecas no es lineal, depende del período de referencia que se tenga estipulado con la entidad crediticia. Así, los propietarios de vivienda sujeta a un crédito hipotecario que revisan mes a mes, verán cómo se incrementa en unos once euros su mensualidad para un crédito tipo de unos 150.000 euros, mientras quienes tienen como período de referencia el semestre, verán como su aportación se reduce en unos 26 euros al mes para la misma cantidad.
Los propietarios de hipoteca tendrán que estar atentos a lo que ocurra a lo largo de marzo. Desde luego, febrero no ha sido el mes que tanto están esperando.