La inflación ha caído en mayo hasta el 3,2%, pero lo que es estrictamente la cesta de la compra sigue disparada, ligeramente por encima del 12%, casi el cuádruple del índice general, que se dice pronto.
Es cierto que la gente nota que ha bajado el precio de los carburantes; ve, por ejemplo, que se ahorra ocho o diez euros cada vez que va a la estación de servicio a llenar el depósito del coche o que el gas y la electricidad están lejos de los picos de cuando empezó la guerra de Ucrania en invierno de 2022 –atención, por cierto, hablando de la luz, al nuevo cambio que el sector quiere introducir en el recibo a partir de 2024 con el beneplácito del Gobierno: para dar una mayor estabilidad y evitar que haya fuertes oscilaciones en el mercado libre se habla de establecer unas medidas sobre las que se reconoce sin pudor que implican subidas–, pero cuando se trata de la cesta de la compra, por ahora las medidas –y los deseos– del Gobierno siguen pinchando en hueso.
El descenso del IVA en determinados alimentos básicos a comienzos de año se vio de manera inmediata que era una medida que iba a quedar en nada, entre el habitual empujoncito a los precios que se produce habitualmente en enero, esté o no justificado, o la subida de otros impuestos como el de los plásticos no reutilizables, dicho descenso impositivo en ningún momento tuvo el efecto buscado.
En lo que a la alimentación estrictamente se refiere, es cierto que hay guerra en Ucrania, que es el mayor productor mundial de trigo y de otros productos como aceites de semillas, es cierto también que en España hay sequía y que el precio de la energía ha estado disparada y que otros costes de producción no han parado de subir, pero no es menos cierto que las grandes cadenas de distribución han conseguido unos resultados récord, por lo que es evidente que los márgenes no se han tocado en absoluto. Hay que recordar que Unidas Podemos planteó la posibilidad de 'topar' buena parte de los alimentos de primera necesidad, pero dicha iniciativa quedó en nada y hoy, en el momento político actual, suena a arqueológica, ya que el ala socialista del Gobierno no la veía por ser excesivamente intervencionista en el mercado.
El PSOE estima que con el índice general en el 3,2% se está en el buen camino y que en los próximos meses seguirán mejorando los datos, esa es la perspectiva con la que trabaja. Además, cuentan con que los convenios colectivos se están firmando mayoritariamente con subidas superiores al 4% de incremento. Bien, puede que sea así, pero la cesta de la compra sigue estando muy alta y todo indica que así seguirá los próximos meses.
Comentarios