La economía española experimentó el mayor crecimiento de la Unión Europea (UE) durante 2023, al aumentar su PIB un 2,5%, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este dato está incluso por encima de las previsiones del Gobierno, que lo situaban en una décima menos. Este crecimiento ha pivotado principalmente sobre dos factores, el alto consumo privado que han mantenido las familias y el buen comportamiento del mercado laboral, con la creación de 780.000 empleos, lo que significa que 4 de cada 10 puestos de trabajo creados en la UE, lo han sido en España.
El crecimiento económico de España, el mejor dato de la UE, hay que insistir, sirvió para recordar en redes sociales y medios de izquierda la ‘profecía’ del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuando aventuró hace casi dos años “la profundísima crisis económica” hacia la que se encamina España, una bravata que solo se puede incardinar en el ‘vale todo’ en que se mueve la política española desde hace ya unos cuantos años. Lo cierto es que el retrato apocalíptico del señor Feijóo tampoco se espera para 2024. El objetivo de crecimiento del Gobierno para el año en curso era del 1,4%, en sintonía con la desaceleración de la economía a nivel mundial, aunque teniendo en cuenta el buen dato de 2023, comienza a pensarse en que el 2% puede ser accesible a poco que ayude la coyuntura internacional y no se cumplan los peores augurios para Francia, Italia y, sobre todo Alemania, que incluso podría caer técnicamente en recesión a lo largo de 2024, lo que, sin duda sería perjudicial para las exportaciones españolas.
No todos los datos son positivos. También se ha dado a conocer el repunte de la inflación hasta el 3,2% interanual, debido fundamentalmente a la subida de los combustibles y del IVA que grava la electricidad, que ha vuelto al 21%, desde el 10% en que estaba, una medida precisamente aprobada en su día como antiinflacionista. La inflación subyacente, eso sí, mejora y se queda en el 3,3%.
El problema es que la subida de la inflación, aunque no tenga nada que ver con la escalada de hace casi tres años, empieza a confirmar tendencia, lo que podría retrasar el anunciado descenso en el precio del dinero por parte de los expertos para el verano y otras medidas que arrastraría, caso de los intereses de las hipotecas.