Hay noticias que, a base de que se reproduzcan año tras año, parece que acaban creando una especie de, digamos, conformismo, cuando en realidad no debería ser así, al contrario. Nos referimos a que otra vez, un año más, ocho de las quince ciudades con más paro de España están en la provincia de Cádiz. Sí, lo oímos el año pasado, el anterior, volvemos a oírlo en 2023... pero esta especie de resignación con que se recibe el dato tiene que acabar y debe hacerlo por un único motivo: es inaceptable, a todas luces inaceptable.
Cádiz, Jerez, Algeciras, San Fernando, El Puerto, La Línea, Sanlúcar y Chiclana son esas ocho ciudades en las que el desempleo forma, sencillamente, parte de su estructura económico-social y lo hace, como se empeña en recordárnoslo, fiel a su cita, el informe anual del Instituto de Estadística de Andalucía.
Los habitantes de estas ciudades, que así, por encima, superan los 800.000 habitantes, deberían recordar a sus políticos de todo cuño, ahora cuando vienen a pedirles el voto, que son años viviendo una situación que no es de recibo, que el turismo está bien pero que no es suficiente, que el sector bodeguero hace mucho que no da y que ha llegado el momento de plantearse, en serio, la reindustrialización (verde, azul, llámese como sea) del Campo de Gibraltar, la Bahía de Cádiz y Jerez.
No tiene sentido que tanto Pedro Sánchez como Juanma Moreno Bonilla se presenten ante la ciudadanía como campeones en la lucha contra el desempleo, sacando pecho mes tras mes por las estadísticas, y enfrente esté la cruda realidad de estas ocho ciudades (el estudio no hace mención a los pueblos... ahí también habría mucho de lo que hablar en la provincia de Cádiz: qué decir de Barbate, por ejemplo), con tasas en todas ellas por encima del 20% de desempleo y en algunos casos cerca del 30% –caso de La Línea– que supeditan, sin duda, la vida de sus habitantes. Sí, es cierto que hay economía sumergida, pero al fin y al cabo no deja de ser la válvula de escape que impide que, de la lectura fría de los datos, no haya un estadillo social.
Gobierno central y Junta de Andalucía, pero también la Unión Europea y los propios ayuntamientos, independientemente de su signo político (si es que por una vez fuera posible) deberían trabajar juntos en un plan de acción consensuado y coordinado. Las promesas que se escuchan estos días deben dar paso a certidumbres, que hagan que en 2024 ó 2025 las grandes ciudades de Cádiz comiencen a salir de este ránking infame.