Terminada la Feria del Caballo 2023 debería llegar el momento de las valoraciones. pero no parece que esté habiendo especial prisa. Es cierto que Alfredo Carrasco, presidente de la Asociación de Hostelería de Jerez y responsable de la caseta 'Juan Carlos', ha hecho una valoración positiva en distintos medios hablando sobre todo en términos económicos –se da por hecho que las ventas han crecido como mínimo un 15% respecto al año anterior, aunque quien eleva esa cifra ¡ni más ni menos que a un 40%!, eso sí, a título personal, que para eso está la frase de que cada uno cuenta la feria como le ha ido–, pero no se ha producido apenas debate en el ámbito político, que se ve que los diferentes partidos, una vez terminada la fiesta e iniciada la campaña electoral, andan a otra cosa.
Es cierto que Mamen Sánchez, alcaldesa y candidata a la reelección por parte del PSOE, se mostró eufórica con la edición de este año, a la que ha calificado como la que ha contado con más asistencia de la historia (sin aportar más datos... bueno, sin aportar dato alguno). Para Sánchez todo ha ido bien en el Real y la respuesta de los servicios públicos en todos los aspectos ha sido muy buena. Bien... frente a sus declaraciones solo se pueden contraponer las de alguien que conoce perfectamente la Feria del Caballo ya que fue el formulador en su versión renovada: Pedro Pacheco. El ex alcalde es el único que ha salido a hablar de varias cuestiones que están en la mente de todos y que, año tras año, lejos de solucionarse, van a más. Pacheco ha llegado a tildar de "Feria de las discotecas" a esa feria que él mismo bautizó en su día como "la más coqueta del mundo".
No solo está el tema de las 'casetas discoteca', también proliferan 'casetas merendero' que ocupan al máximo todo el espacio en las comidas y hay otras en vías de reprivatización
Eran otros tiempos, otras personas, otros gustos, eso es un hecho. Lo que no tiene tanto objeto de discusión es que la Feria del Caballo se está quedando obsoleta en muchos aspectos relacionados con su propia infraestructura, que necesita urgentemente de renovación, que no se entiende –y si apuramos, menos en un año electoral– el lamentable estado en que se encontraba el albero (bueno, no todo era albero) del parque, que ha causado todo tipo de problemas, desde esguinces a a conjuntivitis... o unas ordenanzas que necesitan urgentemente una actualización porque, sencillamente, no dan más de sí. No se trata solo de las casetas discoteca –que yan van teniendo hasta su arraigo (es broma)–, con el sitio en que están, el tipo de música que ponen y al volumen que la ponen, sino que hay también casetas-merendero, aquellas, digamos, que impiden cualquier posibilidad de baile maximizando hasta la exageración el espacio para las comidas o las casetas 'en vías de reprivatización', con los socios echando un pulso a lo que marcan las ordenanzas... Lo que se entiende popularmente como que cada uno hace de su capa un sayo.
La sensación creciente, año tras año, es que hay algo en la Feria del Caballo que se está yendo de las manos. El gobierno municipal socialista, lejos de esa preocupación, lo que tiene es una sensación de éxito y euforia. Veremos...