Hoy, 7 de mayo de 2018, se cumplen exactamente 30 años de la apertura del Palacio de Pemartín, en Jerez, como sede de la Fundación Andaluza de Flamenco, aquel primer intento coordinado de las administraciones, que proporcionó una intervención pública de calidad en torno a la memoria del Arte Flamenco. Tras avatares diversos - que han sido contados en este mismo medio- la Fundación entregó el Palacio y sus bienes documentales a la Junta de Andalucía, a condición de que ese servicio de documentación sobre el flamenco permanecería siempre en Jerez y en el Palacio de Pemartín, pues éste espacio era -y sigue siendo- la mejor sede emblemática que el arte flamenco ha tenido en toda su historia, por sus valores histórico-artísticos, y también porque la restauración integral de hace 30 años se hizo considerando exactamente las necesidades de un centro de documentación audiovisual.
El actualmente denominado Centro Andaluz de Documentación del Flamenco ofrece desde Jerez un excelente servicio de documentación, y ha obtenido un auténtico reconocimiento nacional e internacional, como atestiguan, por ejemplo, los agradecimientos escritos en los últimos 100 libros que se han publicado sobre el arte flamenco: investigadores de todo el mundo efectúan consultas de todo tipo - hoy por vías telemáticas, de forma creciente-. Y todo ello, pese a haber sufrido épocas de penuria económica, y pese a sufrir igualmente desatenciones tan manifiestas como haber tenido durante tres años un director "fantasma".
Sin embargo, el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco se enfrenta en su 30 cumpleaños a un horizonte de desahucio, al considerar la Consejería de Cultura que estará mejor junto a un futuro e hipotético Museo Flamenco de Andalucía, que planea realizar -algún día- en los aledaños de la Plaza Belén. Esta decisión de traslado, además de incumplir el compromiso legal de permanencia en el Palacio de Pemartín, tiene en su contra numerosos argumentos simbólicos, de relevancia patrimonial, de ubicación en el entorno del barrio de Santiago, de metros cuadrados disponibles, de seguridad frente a humedades, etc., que han sido expuestos en diferentes artículos, en este y otros medios, en los últimos meses.
Como prueba de este reconocimiento, los principales estudiosos del arte flamenco han firmado un manifiesto a favor del Centro y contra su traslado, e incluso el último pleno del Ayuntamiento de Jerez ha aprobado dos mociones contra dicho traslado. Pese a todo ello, a día de hoy siguen adelante esos planes de desahucio, que dejará disponible un rico patrimonio cultural, para otro uso que aún se oculta, o sencillamente se ignora. Pareciera que el arte flamenco, pese a la cacareada distinción como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, no tiene el suficiente valor para alojarse en un gran palacio Bien de Interés Cultural , como es el Palacio de Pemartín. Esta consideración de segunda división del arte flamenco es muy lamentable. Pemartín , tras 30 años , es un valioso patrimonio flamenco, pues se ha convertido en la casa de la memoria de este arte . Si finalmente se produce el expolio de este templo del patrimonio flamenco, realizado además ante el triste silencio , la indiferencia e incluso la complicidad de algunos que dicen defender al arte jondo, se habrá consumado una iniquidad.