Termina la campaña electoral en Euskadi, el sábado será jornada de reflexión –algo sobre lo que tal vez convendría comenzar a hablar sobre su necesidad en un mundo global– y el domingo tendrán derecho a ejercer su derecho al voto aproximadamente 1.800.000 personas censadas en dicha comunidad.
Se trata de las segundas elecciones de un ciclo electoral de apenas cuatro meses en el Estado español. Primero fueron las gallegas, ahora son las vascas, en mayo serán las elecciones catalanas y, en junio, las europeas, lo que hace inevitable que se extraigan lecturas en clave nacional, pese a tratarse de elecciones en las que confluyen distintas fuerzas, digamos, un tanto anómalas, como el hecho de que se trata de las tres comunidades autónomas en las que tiene más peso el nacionalismo y, finalmente, la votación al Parlamento europeo, en las que cada país concurre como circunscripción única, lo que da más fuerza a las formaciones minoritarias, ya que no se ‘desperdicia’ ningún voto.
El PSOE quedó tercero en Galicia; todo indica que va a quedar tercero en el País Vasco, aunque según las encuestas será llave para la gobernabilidad de la comunidad; y, al fin, espera buenas noticias en Cataluña, donde el PSC apunta a una victoria electoral clara, aunque está por ver qué pactos de gobierno se cierran y si gobierna. En las elecciones europeas, por ahora, el PP va claramente en cabeza. Como ocurre siempre en estas elecciones, debido a la circunscripción única, será el momento de ver también el momento en que se encuentran otras formaciones de izquierda, puede ser el duelo definitivo entre Sumar y Podemos.
En cuanto a Euskadi, todo indica que el PSE-PSOE, sin ninguna opción de triunfo, tiene por delante lo que se llama una ‘papeleta’, al tener que elegir entre tres supuestos: si gana el PNV, pacto sin problemas; si gana Bildu y pacta con ellos problema con el socio PNV y problema en el conjunto de España para explicarlo; y por último, si gana Bildu y pacta (en caso de sumar) con el PNV, problema gordo con otro socio de legislatura. Vaya, que nos encontramos con el PSOE cruzando los dedos para que gane el PNV, lo que se dice todo un panorama.
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