Lo sucedido en Nagorno Karabaj, en el Cáucaso, supone para Europa, después de la guerra de Ucrania, tener un nuevo conflicto a sus puertas. Tras las hostilidades que se desataron el 19 de septiembre y la guerra relámpago que causó cientos de muertos en apenas dos días, dio comienzo el éxodo de buena parte de la población de este enclave en suelo de Azerbaiyan, pero de población muy mayoritariamente de origen armenio, éxodo que se basa en las posibles represalias que lleven a cabo las autoridades azeríes en los próximos meses.
Se estima que aproximadamente la mitad de los 120.000 habitantes de Nagorno-Karabaj han decidido abandonar sus hogares, en lo que distintas organizaciones expertas en derechos humanos han coincidido en señalar como una situación en la que hay un riesgo cierto de genocidio. Por ahora, las grandes potencias europeas poco o nada han dicho al respecto, mientas que Rusia, la potencia mediadora entre Armenia y Azerbaiyan y que tiene tropas desplegadas en la zona, se ha mantenido neutral en el conflicto y solo ha participado en labores de escolta para dar cobertura a los refugiados que huyen hacia la vecina república de Armenia.
La región de Nagorno-Karabaj se había convertido en la república de Artsaj, sin apenas reconocimiento internacional. Azerbaiyan, una potencia emergente en la zona en buena medida sostenida económicamente por los recursos energéticos de que dispone, ha decidido poner fin militarmente a un conflicto que se prolonga desde 1988 –uno más de los que causó el desmembramiento de la Unión Soviética–, y que ha causado decenas de miles de muertos y cientos de miles de desplazados en las cuatro guerras, contando la que estalló hace escasamente diez días, que han tenido lugar en estos 35 años y en las que han participado, en mayor o menor medida, la propia Azerbaiyan, Armenia, Nagorno-Karabaj (Artsaj) y Rusia.
El desenlace del conflicto está cantado. El 1 de enero de 2024 la bandera de Azerbaiyan será la que ondee en Nagorno-Karabaj y Azerbaiyan se verá a sí mismo como un estado unificado. Es el anuncio de represalias –Azerbaiyan ha dejado clara su intención de juzgar a miles de habitantes de este enclave por su involucración en los distintos conflictos– lo que ha motivado miles de desplazamientos. La Unión Europea y la ONU deberían estar alerta en mayor medida a todo lo que ocurre en la zona, desde la huida de los refugiados a observar la toma del poder y sus consecuencias por parte de las autoridades azeríes.
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