Hay que frenar para que la violencia no se imponga a la libertad de expresión

La agresión a un periodista en Jerez no puede quedar impune, pero se trata de un hecho más del ataque a este derecho que se viene registrando en forma de censura o amedrentamiento a escritores no afines

Acto en el que se produjo la agresión, que atenta contra la libertad de expresión.
Acto en el que se produjo la agresión, que atenta contra la libertad de expresión.

El artículo 20 de la Constitución Española consagra el derecho a la libertad de expresión. Esto es algo que debería saber todo el mundo, sobre todo cualquiera que aspira a dedicarse profesionalmente a una actividad abierta al escrutinio del público y, en consecuencia, es susceptible de ser objeto de crítica en los medios de comunicación. De una crítica –que puede ser positiva o negativa, siempre razonada y argumentada– que, sencillamente, forma parte del día a día del artista.

En este sentido, los hechos ocurridos el pasado miércoles en Jerez, durante un acto en el que la delegación municipal de Cultura estaba presentando la programación de flamenco para el verano –Fiesta de la Bulería, Viernes Flamencos, En la Frontera y Festival InPuro–, en los que un periodista de lavozdelsur.es fue agredido aduciendo el contenido de una información publicada meses atrás, durante el Festival de Jerez, son absolutamente intolerables.

Se puede hablar de todo, se puede dar una opinión propia y confrontarla con la del periodista, pero bajo ningún concepto se puede acudir –además, sin mediar palabra– a la agresión, un acto vergonzoso y totalmente condenable que acabó con el crítico flamenco David Montes, con diversas heridas físicas. Afortunadamente, ninguna grave. 

El ataque a Montes, un colaborador de lavozdelsur.es al que reiteramos todo nuestro apoyo, para añadir más gravedad al asunto si cabe, se produce delante de autoridades políticas locales y artistas, que poco después posaron para la foto de familia como si nada. Un detalle preocupante, ya que podría esperarse una condena en caliente, y no muchas horas después. 

Tanto el Ayuntamiento, como la Asociación de la Prensa de Jerez (APJ) y el Colegio de Periodistas de Andalucía mostraron posteriormente su rechazo a esta agresión, que atenta contra un derecho básico, la libertad de expresión, y que debería tener consecuencias legales contundentes para que no vuelva a repetirse, por el simple hecho de que no tiene cabida en nuestra sociedad. 

En cualquier caso, además de esta agresión, no corren buenos tiempos para la libertad de expresión en muy distintos frentes. En la pasada Feria del Libro de Madrid, por ejemplo, algunos escritores fueron increpados por grupos afines a la ultraderecha y necesitaron protección de la Policía o de la seguridad privada contratada por el propio evento.

También recientemente en Logroño su ayuntamiento 'reprogramó' una obra de teatro con la excusa de que habla de aborto o terrorismo, en lo que la izquierda ha considerado censura alentada por Vox y permitida por el PP... Sea como fuere, la libertad de expresión debe defenderse todos los días, porque sin libertad de expresión no hay auténtica libertad.

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