PSOE y Junts han cerrado finalmente un acuerdo sobre la amnistía del independentismo catalán que abre la puerta para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, previsiblemente la semana próxima. Después de días de avances y parones, con distintos flecos pendientes, ambas formaciones se han autoconvencido de que el acuerdo tenía que ser ya debido a las presiones que los dos partidos están sufriendo y que hacían crecer la posibilidad de que todo saltara por los aires en el último momento.
Los socialistas estaban viendo cómo crece la presión en la calle agitada por la derecha; de los jueces conservadores del Poder Judicial; de los sindicatos, incluidos UGT y CCOO, disconformes con lo acordado con la cesión parcial de Rodalies; e incluso desde la Unión Europea (UE), después de que el comisario de Justicia, Didier Reynders, solicitara información sobre la ley de amnistía. Son muchos frentes para el partido de gobierno en España y, aunque Junts no tiene tantos, también tiene que lidiar, por un lado, con la Asamblea Nacional Catalana (ANC), contraria a la investidura de Sánchez; las nuevas acciones judiciales anunciadas contra algunos de sus propios dirigentes y mantener perfil propio ante ERC en el bloque independentista.
El texto firmado, como es normal en estos casos, es lo suficientemente claro para que se pueda hablar de acuerdo y lo suficientemente ambiguo para que las dos partes puedan tener relato propio. Mientras el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, habla de “oportunidad histórica” para cerrar el contencioso entre el Estado y Cataluña, por parte de Junts se habla abiertamente de victoria del independentismo por la aceptación –interpretable– de todas sus propuestas: amnistía, relator y mesa de negociación para hablar de un posible referéndum de autodeterminación. Mientras Cerdán –que, por cierto, está pidiendo a gritos dejar de ser él quien articula el relato socialista– habla de que la Constitución es la “única línea roja que se ha respetado”, desde Junts, su primer espada, Carles Puigdemont, habla abiertamente de que es el “Parlament el que fija los límites” y que “el PSOE se va a tener que ganar los apoyos día a día”... cuando el propio Cerdán hablaba de que el acuerdo va más allá de la investidura y aspira a la estabilidad de la legislatura.
A la espera de que hable Pedro Sánchez y articule realmente el relato del PSOE más allá del “por el bien de España” de hace unos días, con las primeras declaraciones de Puigdemont está claro que no hay ‘letra oculta’ del tipo petición de perfil bajo a Junts, siquiera para facilitar la tramitación de la amnistía y la investidura.
Por último, no estaría de más solicitar a todas las partes un poco de sosiego que frene la crispación que se está produciendo ante las sedes del PSOE –sobre todo en Ferraz– o en agresiones como la sufrida por el primer teniente de alcalde de Sanlúcar, Víctor Mora (a la espera de que se aclare lo ocurrido con el disparo al ex líder del PP catalán y ahora en Vox, Alejo Vidal-Quadras, por supuesto).
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