Hace cosa de veinte años que Jerez comenzó a trabajar por convertirse en una ciudad realmente turística. Fue por entonces cuando tanto su Ayuntamiento como sus hoteles comenzaron a mirar al mar, convencidos de que diez minutos a El Puerto y entre media hora y tres cuartos a la Barrosa, Conil, El Palmar o Caños la convertían en segunda línea de playa.
Desde entonces, todos los gobiernos municipales que se han sucedido han tratado de sacar partido a esta nueva realidad turística, en buena parte marcada por un importante número de hoteles de calidad que hasta entonces tenían un perfil más bien de negocios, y ‘afilar’ todo lo relacionado con los festejos locales. Semana Santa, sí, pero la hay en toda Andalucía y buena parte de España; Feria del Caballo, también, y en muy buena fecha para atraer a un público de otras partes y, por supuesto, la gran revelación, las Zambombas navideñas.
Que si Vigo, que si Sevilla, Madrid y su área metropolitana… da igual, Jerez tenía un producto (como se dice ahora hasta el abuso), como es el de las Zambombas, perfectamente definido y ha decidido sacarle el máximo partido. Es cierto que hay cosas que se están haciendo mal, hay cosas que es necesario ‘embridar’ antes de que se desborden por completo, que hay que poner un poco de sensatez y volver a unos cánones que, ciertamente, corren el riesgo de perderse y terminar desvirtuando la Navidad jerezana, pero lo cierto es que todo esto son matices y advertencias sobre algo absolutamente auténtico: la realidad de la Zambomba como tradición indiscutible que, además, ha conseguido convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC) hace casi diez años y, a partir de ahí, iniciar su despegue como reclamó más allá de Jerez y sus alrededores.
Esta Nochevieja, Jerez tiene la oportunidad de hacer las cosas bien y que se vea a través de las campanadas de Canal Sur en toda Andalucía, y que los vean también por internet todos los andaluces (o no) que están fuera. Seguro que las cosas se hacen bien, con el apoyo de todos, tanto de los efectivos que dependen del Ayuntamiento como los de la Delegación del Gobierno, y Jerez –con el concurso de todos los jerezanos y jerezanas– redondea unas Navidades que hagan palanca para hablar solo de tantas cosas positivas que tiene la ciudad y sus posibilidades y que la losa de la deuda no esté siempre presente...