El Ayuntamiento de Jerez se ha visto obligado a aprobar un miniplan de ajuste, a aplicar sobre el plan de ajuste ya existente. El Ministerio de Hacienda se lo había dejado muy claro al nuevo gobierno municipal hace unos meses, cuando le dijo que para seguir con la refinanciación de su (monstruosa) deuda, tenía que someterse a nuevos ajustes y tener mayores ingresos. Vaya, que aquellas palabras tiempo atrás de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en las que destacaba la ejemplaridad del Ayuntamiento de Jerez en su gestión económica, pese a que en ningún momento de los ocho años de gobierno socialista salió del top-10 de los ayuntamientos más endeudados atendiendo al criterio per cápita, pues como que con la mayoría absoluta del PP tras las municipales se las llevó el viento.
El Ayuntamiento de Jerez, es obvio, ahora está obligado a amortizar decenas de puestos de trabajo, a medida que se vayan produciendo las jubilaciones de los empleados públicos, algo que, en realidad, no es ninguna novedad, ya que después del ERE de 2012 (que nunca debió haberse producido, por cierto) esta ha sido la tónica en materia de personal, salvo la incorporación de distintas ‘promociones’, ya como funcionarios, pero siempre al límite o por debajo de la necesidad de reposición que tiene la ciudad. Además de reducir gasto en el capítulo de personal, el Ayuntamiento tendrá que incrementar sus ingresos, con el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y el cese de bonificaciones en el Impuesto de Vehículos (ITVM) como principales medidas.
Este es el panorama, la triste realidad en la que vive Jerez desde hace ya casi dos décadas, es decir, con una generación de ciudadanos y empresas que está pagando los errores de la generación anterior –que se traduce en más de 1.100 millones de euros de deuda –, para ser exactos.
Por ahora, la fuerza de los hechos hace que la idea de la actual alcaldesa, María José García-Pelayo, de cerrar algún tipo de acuerdo a medio-largo plazo, es decir, a ocho o diez años vista, acerca de la refinanciación de Jerez cae en saco roto. Era una buena idea, ya que evitaría el cortoplacismo actual y los gobiernos municipales podrían trabajar con cierta libertad, independientemente de que se sucedan al frente distintos partidos. Por ahora esa aspiración tendrá que esperar…