Uno de los mejores jugaodores de golf del mundo, el español Jon Rahm, ha decidido irse a jugar la exclusiva (en todos los sentidos) liga saudí de este deporte, la LIV Golf. El motivo son 600 millones de euros. Rahm confirmó su marcha a Arabia Saudí justo cuando en Dubai, la capital de Emiratos Árabes Unidos, el país vecino, se celebra la cumbre sobre el clima COP28 auspiciada por la ONU. Por supuesto, la liga francesa de fútbol la encabeza el Paris Saint Germain, propiedad de un holding estatal de Catar, que mira de reojo cómo el actual campeón de Europa, el Manchester City, propiedad de un jeque de Abu Dhabi y miembro de la familia real de dicho país, este año está teniendo problemas en la liga inglesa y por ahora no pasa del cuarto puesto, Guardiola y Haaland, mediante. No hay que olvidarse de que los últimos Mundiales de este deporte se celebraron en Catar, claro. Pero también los mundiales de ciclismo y atletismo se han celebrado en alguno de estos tres países ricos del Golfo Pérsico, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Catar que, por supuesto, también tienen grandes premios de motociclismo o Fórmula Uno.
Desde hace aproximadamente quince años, cuando el mundo empezó a tomarse en serio el calentamiento del planeta y la sustitución gradual de la energía fósil por otras no contaminantes, varios de los países productores de petróleo de la zona decidieron dar un paso adelante y comenzar a buscar alternativas a su principal fuente de riqueza. El ocio, el deporte superprofesional, el turismo, los grandes eventos... son varios de los sectores por lo que han apostado estos tres países, sectores que, de alguna manera, van entrelazados. Grandes promociones inmobiliarias para millonarios, playas privadas, noches en el desierto, hoteles de siete estrellas… y la posibilidad de disfrutar de lo mejor –hoy se llama Jon Rahm, ayer fue Karim Benzema y poco antes Cristiano Ronaldo- en el mundo del deporte y el entretenimiento, son algunas de las grandes premisas con las que vienen trabajando estos países que, a golpe de talonario, están haciendo que la centralidad del mapamundi basado en el meridiano de Greenwich de la vieja Europa (que pasa por Gran Bretaña, Francia y España antes de llegar a África), el Atlántico y Estado Unidos, esté girando unos cuantos grados hacia Oriente… y eso sin hablar de la pujanza política y económica de China, India, Corea del Sur y, por supuesto, Japón.
Cada uno en su casa... Sería muy fácil citar a Quevedo y el “poderoso caballero”, pero así están las cosas. Con todo, el problema es que estos países solo han realizado timidísimas reformas en cuanto a los derechos de la mujer, ninguna en lo que se refiere a los colectivos LGTBI y, por supuesto, su política hacia los millones de inmigrantes que hacen posible su ‘milagro’ es sencillamente nefasta. Ese es el problema, porque esa es la vida real, no el espectáculo que la tapa…
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