La Junta de Andalucía debería implementar lo antes posible la Ley de Bioclimatización, que lleva tres años durmiendo el sueño de los justos. El objetivo de esta ley es muy ambicioso y, como ocurre tantas veces en la política española, una cosa es la ley y otra, bien por razones económicas, bien por mera operatividad, proceder a su aplicación. El debate sobre la climatización adecuada de los centros educativos públicos surge después de semanas de calor en las aulas (en realidad, en Andalucía solo tienen cierta climatización colegios en pueblos de montaña, por lo que a la calefacción se refiere), lo que ha reavivado el debate para que se aplique una normativa ya existente y que va más allá simplemente de la disponibilidad de aire acondicionado o calefacción ya que se trata de dar respuestas integrales a problemas que no son coyunturales.
Establecer protocolos con medidas organizativas para afrontar sobre la marcha olas de calor no deja de ser un parche que, al final, interfiere en el derecho a la educación del alumnado y también en la mera organización de las familias en su día a día, con alumnos que salen a horas no preestablecidas o que incluso cambian de horario en espacios muy cortos de tiempo. Los sindicatos Ustea y CSIF están siendo los más beligerantes con este tema, ya que entienden que la Junta tiene la herramienta legal más indicada para hacer frente a este asunto y que podría afrontarse si dicha ley "se sacara del cajón".
Es cierto que nunca se había hecho nada al respecto en Andalucía, pero hay que tener en cuenta que estamos asistiendo a nuevas situaciones provocadas por el cambio climático que requieren respuestas nuevas y audaces, sin dejar de mirar de reojo a otros problemas tangenciales que no pueden analizarse y afrontarse en solitario, como por ejemplo ha sido la pandemia del covid-19.
Haría bien la Junta en pisar el acelerador en este asunto, ya que el ritmo actual de implementación de las medidas contempladas en el Plan de Bioclimatización es de tortuga. Por ejemplo, en la provincia de Cádiz, el ratio de intervención en las experiencias que se vienen realizando son de 15 centros educativos anuales, por lo que teniendo en cuenta que existen casi 600, deja una foto clara del ritmo al que se está trabajando en este programa que muy mayoritariamente se financia a partir de fondos europeos.
Bien... estamos ante un problema, uno más, relacionado con el cambio climático, aunque de alguna manera entronca con problemas que en Andalucía se han ido solucionando a base de tópicos, como el de "en Andalucía no hace frío". Ahora parece que es el calor de abril y mayo el que debe abrir definitivamente la puerta a una solución integral a un problema que ahora se ve acelerado...
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