La victoria de la formación de extrema derecha Agrupación Nacional abre una serie de incógnitas acerca del futuro no solo de Francia, sino del conjunto de la Unión Europea, con el fuerte crecimiento que se está produciendo en el voto ultra en países como Italia, Alemania, Holanda, Austria, Hungría y la propia Francia, claro está.
Las principales formaciones políticas, al margen de Alianza, están planteando una suerte de 'cordón sanitario' frente a Alianza, basado en la retirada de candidaturas atendiendo al particular sistema francés en segunda vuelta, buscando la concentración del voto que no es de extrema derecha.
El problema son las amplias diferencias ideológicas existentes. Los republicanos de derechas (antiguamente neogaullistas), el centro que representa Emmanuel Macron y el izquierdista nuevo Frente Popular de Jean-Luc Mélenchon (que suma al Partido Socialista) tienen unas diferencias tan grandes que realmente se hace difícil pensar en que pueda haber una concentración real de voto, ver a gente de derecha votando a una fuerza de izquierda y, viceversa, con tal de que en la segunda vuelta no siga progresando la fuerza ganadora.
Está claro que la convocatoria urgente de elecciones legislativas, después de los malos resultados de las europeas, no ha tenido el efecto esperado por parte de Macron y que, de hecho, pese a la concentración, Marine Le Pen, –que no es cabeza de lista– cree que está al alcance de su formación obtener la mayoría absoluta, lo que cerraría la puerta a cualquier entendimiento poselectoral.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el presidente de la República Francesa tiene mucho poder, no se trata, en absoluto, de una figura simbólica, por lo que la acción de gobierno en Francia podría quedar al borde la parálisis o establecerse, como en otras ocasiones, una difícil 'cohabitación'.
Tocando poder en Austria, Italia, Holanda y Hungría, subiendo en Alemania, Portugal y Francia, mutando en España a nuevas formas populistas como las que propone Alvise... la extrema derecha no tiene en este momento freno y va a ser, sin duda, un contrapoder al gobierno de la Comisión Europea que quieren reeditar las tradicionales fuerzas populares, socialdemócratas y liberales tras las europeas.