Ocho mujeres asesinadas en julio: ni la sociedad ni la política pueden mirar para otro lado

La joven asesinada en Utrera esta semana a manos de su pareja fuerza una reunión del comité de crisis institucional, que habla de un "repunte" de la violencia machista inaceptable

Concentración en Sevilla por la joven asesinada en Utrera.
Concentración en Sevilla por la joven asesinada en Utrera.

El mes de julio ha sido especialmente trágico en lo que a la violencia machista se refiere en toda España. La contabilización definitiva de la joven nicaragüense asesinada en Utrera supuestamente a manos de su pareja como una nueva víctima de la violencia machista eleva –hay que decirlo ya– a ocho el cómputo de mujeres asesinadas en un solo mes a manos de sus parejas o exparejas, por lo que se alcanza el número de 32 en lo que va de año en el conjunto del Estado.

Este dato ha forzado la reunión esta semana del denominando comité de crisis interinstitucional, un comité creado el año pasado y que, por ahora, se muestra incapaz de pasar del análisis a la toma de nuevas medidas. Eso sí, la palabra “repunte” se da como un hecho.

El mes de julio suele ser el peor mes del año en lo que a asesinatos machistas se refiere. Es verdad que, decirlo así, puede destilar un punto de frivolidad, pero es un hecho que el período vacacional, días festivos y fines de semana están considerados los días de mayor riesgo, a tenor de las estadísticas, simplemente porque la pareja pasa más tiempo junta.

De las ocho mujeres asesinadas en España en el mes de julio, solo constaba la existencia de denuncias previas en uno de los casos, otro tema que da para una profunda reflexión de toda la sociedad ante esta inadmisible lacra. Familia, amigos, vecinos… es evidente que el entorno social, en definitiva, tiene que involucrarse en mayor medida para poner fin a este drama social.

Si es evidente que en la sociedad española persisten todavía modos y actitudes que pueden considerarse machistas e inaceptables, el análisis no puede desvincularse de la trivialización que determinadas formaciones políticas ­–hablamos de Vox, por supuesto–mantienen hacia dicha violencia, negando incluso la raíz de su origen y comenzando a hacerlo desde las instituciones que han ido ganando a través de los pactos con el PP, lo que hace peligrar todo el trabajo de años en la detección precoz del maltrato machista mediante la enmienda a la totalidad que supone dudar o incluso negar su propia existencia, un auténtico freno a una idea que parecía totalmente irreversible en el marco de debate sociopolítico.

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