Es cierto que la situación del campo es muy grave debido a la ausencia generalizada de lluvias —precisamente hoy se ha puesto a llover en media España, aunque no en Andalucía— pero es normal que la aprobación del nuevo paquete de medidas por parte del Gobierno coincidiendo con el inicio de la campaña electoral del 28M levante suspicacias.
Se trata de un paquete que contiene ayudas directas por valor de 636 millones de euros para agricultores y ganaderos afectados por la sequía, un montante que supera los 2.000 millones si se tienen en cuenta otros aspectos indirectos, subvenciones, bonificaciones, etc. Pues sí, es un hecho que se trata de un paquete importante de ayudas, es un hecho que ya estamos en campaña electoral... y también es un hecho que, sencillamente, sigue sin llover. La primavera suele ser una época de lluvias, y a mediados de mayo prácticamente no ha llovido nada, por eso no hubiera tenido mucho sentido que dichas ayudas se hubieran aprobado dentro de dos o tres semanas si ya estaban contempladas por el Gobierno.
Claro que esas posibles suspicacias puede que tengan que ver con cómo se han abordado otros temas relacionados, caso de Doñana. Independientemente de que no se tenga una opinión positiva de la idea de la Junta de Andalucía de 'legalizar' casi 2.000 hectáreas de regadíos situados en el entorno del parque natural, es evidente que el PSOE vio a la primera la idoneidad de incluir en su agenda política nacional todo lo relacionado con la defensa del parque nacional, pasando incluso por encima del PSOE-A, mucho más taciturno a la hora de entrar 'con todo' en este asunto porque obviamente conoce de primera mano que se trata de un asunto complejo para los habitantes de los municipios de la zona.
En cualquier caso, las Administraciones Públicas no se puede demorar tampoco en atajar el problema de agua que sufre España, y en mayor medida Andalucía, un problema de fondo causado no por una situación coyuntural como es la sequía -que también, claro- sino por la sobreexplotación continuada en el tiempo de los recursos hídricos y el impacto medioambiental que acarrea. Greenpeace ha sido la última ONG en alzar la voz al respecto: Doñana, Tablas de Daimiel, el Ebro, el mar Menor... todos estos problemas distintos tienen un tronco común: el endémico mal uso del agua.
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