Cuando Francina Armengol, flamante presidenta del Congreso, el 23 de agosto fijó los días 26 y 27 de septiembre para la investidura (debate y votación) del candidato designado por Felipe VI, el popular Alberto Núñez Feijóo, nadie era consciente de lo largo que se iba a hacer este período. Se adujo que era tiempo suficiente para llevar a cabo las negociaciones que fueran necesarias para el candidato, si bien era evidente que lo que se quería evitar –con el acuerdo tácito de todos los implicados- es que una investidura fallida, tanto del propio Feijóo como del socialista Pedro Sánchez en un segundo intento, abocara a acudir a las urnas en plenas Navidades, lo que no hubiera hecho ni pizca de gracia a la ciudadanía.
Este mes largo no ha servido para que Feijóo, tal y como se preveía, consiguiera los cuatro votos que le separan de la investidura, pese a que hoy mismo lo ha vuelto a intentar de manera infructuosa con el PNV. Tampoco ha dudado en mantener contactos con Junts e incluso plantear a los socialistas una minilegislatura a dos años solo con temas básicos sobre la mesa. De hecho, en el propio PP han ido creciendo las voces que estiman, y lo valoran como error, que el partido durante este tiempo ha comenzado ya a hacer oposición a los socialistas, como lo demuestra la convocatoria masiva –luego reducida a un acto de partido– contra algo que por ahora no existe, como es la amnistía a los independentistas catalanes que exige Junts para llegar a un acuerdo, y además el fin de semana previo a la investidura.
Pero al PSOE tanto tiempo tampoco le está viniendo bien. Los socialistas se han esforzado en diferenciar contactos, que en absoluto niegan, con negociaciones, que dicen que empezarán cuando falle Feijóo. Aunque las intervenciones de Pedro Sánchez han sido medidas y es evidente que ha callado mucho más de lo que ha hablado, hay demasiado ruido alrededor. Más que la discrepancia creciente en el interior del partido sobre la amnistía, que también, la cuestión es que Junts no se baja de su programa de máximos, no renuncia siquiera a la vía unilateral hacia la independencia a cambio de algún tipo de concesión similar a la amnistía, no ofrece por ahora nada que puedan ‘vender’ los socialistas ante la opinión pública (incluso hoy el exalcalde de Barcelona, Xavier Trías, ha salido con que el PSOE fue colaborador necesario en el intento de golpe de Estado del 23F), por lo que el PSOE ha empezado a calibrar muy en serio la posibilidad de que el 14 de enero puede que sí, puede que se repitan las elecciones.
El resto del horizonte tampoco despeja dudas. Una encuesta publicada por El Mundo da a Bildu como fuerza ganadora de las elecciones autonómicas vascas del año que viene, por lo que es evidente que el PNV también necesita ‘algo’ que ofrecer a su electorado para justificar sus apoyos a Sánchez, e incluso crece el problema dentro de Sumar con Podemos, que sale ahora con que si no se confirma la continuidad de Inés Montero en el Ministerio de Igualdad no garantiza sus votos para la investidura.
La única certidumbre por ahora es que a Feijóo no le da. El día 28 parece que comienzan las negociaciones de verdad para la investidura de Sánchez, lo que no significa, ni mucho menos, que tenga el camino expedito.
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