Las protestas de los agricultores andaluces, que han tenido en el 'cierre' de los principales accesos y salidas de Sevilla una jornada clave desde que comenzaron las movilizaciones, se desarrollan en múltiples niveles que, a veces, no es sencillo comprender en su integridad, máxime si se tiene en cuenta que las reivindicaciones de las organizaciones sectoriales más representativas –Coag, Asaja, Upa, cooperativas– tampoco coinciden con la Plataforma 6F, nombre bajo el que se agrupan genéricamente los agricultores que, a título personal, se han ido coordinando a través de redes sociales.
En las protestas de Sevilla se han vivido momentos tensos entre manifestantes y fuerzas de orden público, pero también entre los propios agricultores de distinta obediencia, ya que divergen sobre el alcance que tienen que tener las protestas y movilizaciones en la calle... y ante las autoridades. No hay una única línea en el sector.
De hecho, reivindicaciones coyunturales, como puede ser, por ejemplo, todo lo relacionado con la sequía, la adopción de nuevas medidas encaminadas a paliar sus efectos en el campo andaluz, conviven con otras relacionadas con determinadas prácticas que se vienen dando en los últimos años, como es la importación de productos que no cumplen con la normativa comunitaria, su coste de producción es mucho más y, en consecuencia, se contempla por parte de los agricultores comunitarios como competencia desleal. Incluso cabe hablar de situaciones de carácter estructural por lo que se refiere a la política agraria de la Unión Europea, como el choque entre la agricultura y el medio ambiente, con distintos ataques a la Agenda 2030, siempre mucho más matizados en las organizaciones agrarias.
Con todo, el campo tiene otro problema de fondo y de difícil solución, como es la falta de relevo generacional en la gestión de las explotaciones. Según datos de 2023, el 41% de los titulares de las explotaciones agrarias españolas es mayor de 65 años, es decir, tiene edad de estar perfectamente jubilado, un problema que va más allá de las reivindicaciones de aquí y ahora. El sector viene avisando de este problema sin que por ahora se haya puesto encima de la mesa.