Antonio Saldaña (Jerez, 1976), uno de los políticos con mayor preparación académica del pleno del Ayuntamiento de Jerez, corredor de fondo en su vida cotidiana y bregado escalador en las tripas políticas de su partido, el Partido Popular, ha cometido un grave error que pone en serio peligro su carrera política. Más si cabe, a tenor de los antecedentes en su propia formación —el ejemplo de Tenerife, donde el PP expulsó a su alcalde por conducir borracho— o el caso de Badalona, recientemente, donde el PSC ha forzado a dimitir al alcalde por los mismos motivos y precisamente ha recuperado la Alcaldía el popular Xavier García Albiol.
Concejal en Jerez y portavoz en la Diputación de Cádiz, fuera de los órganos de dirección de su partido desde el año pasado, Saldaña ha tenido un pésimo traspiés que mancha su trayectoria, una falta que puede que le lleve al banquillo por presunto delito contra la seguridad vial al triplicar la tasa de alcoholemia. Ha pedido disculpas y ha dicho que no ha matado a nadie. Disculpas es lo mínimo y especular con que afortunadamente no atropelló ni, peor, mató a nadie no está muy a la altura de la retórica que exhibe en los debates plenarios.
Efectivamente, puede dar gracias de no haber provocado una tragedia, pero es solo un pequeño consuelo que deja en evidencia que la cosa pudo ser aún peor. No puede pensarse que porque, lamentablemente, sea algo que hasta cierto punto le pueda pasar a cualquiera se puede correr un tupido velo sobre un asunto tan feo como capaz de cortar en seco su trayectoria política. Sería el punto y final a su proyecto político, que comenzó hace unos diez años en una ciudad donde llegó a ser vicealcalde de Jerez como escudero de María José García-Pelayo.
Ya es casualidad que el triste suceso de tráfico haya tenido lugar el mismo día en el que el Tribunal Supremo exculpaba definitivamente a la ex alcaldesa del PP de su relación con los contratos ilegales del Ayuntamiento con la Gürtel. El Supremo deja claro que la investigación, con las novedades aportadas en el juicio de la pieza jerezana de la trama corrupta, podría retomarse, pero que no tiene sentido porque en todo caso los delitos habrían prescrito. Es decir, un día negro para el PP de Jerez.
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