La doble vara de medir o el doble lenguaje del Partido Popular no conoce límites. Sustituyan, si quieren, doble lenguaje por cinismo sin escrúpulos. Hay multitud de ejemplos en esta legislatura en los que se repite un patrón, un modus operandi, consistente en decir una cosa y hacer la contraria. Como cuando presentó en 2011 un programa electoral ante la ciudadanía que en nada se ha parecido a lo que finalmente se ha ejecutado en estos cuatro años.
Este mismo jueves ha vuelto a colisionar en el relato del gobierno de María José García-Pelayo la defensa de una manera de proceder y su contraria, lo que da una idea de descontrol, poca fiabilidad y, desde luego, poca coherencia discursiva. A propósito del bloqueo del Ayuntamiento matriz para que tres ELA jerezanas -Guadalcacín, Torrecera y Estella- sigan manteniendo la gestión pública del agua, el primer teniente de alcalde y portavoz del gobierno, Antonio Saldaña, ha asegurado públicamente que "lo que simplemente decimos es que el acuerdo se adapte a la legalidad y sea ajustado a derecho".
"No refrendaremos algo no ajustado a derecho", titula el rotativo local Diario de Jerez. No deja de ser llamativo -o escandaloso- que pueda leerse esa afirmación el mismo día en que se ha conocido que el Juzgado de lo Social nº1 de Jerez ha confirmado en las primeras sentencias por los juicios individuales del ERE municipal la improcedencia de esos despidos al no haberse empleado criterios objetivos en la selección del personal afectado. Lejos de aplicar la misma máxima anterior, el ejecutivo de Pelayo ya anuncia que recurrirá en instancias judiciales superiores, en este caso el TSJA, que ya hace dos años consideró a nivel global que el expediente de despidos masivos había sido tramitado de forma ilegal al haberse seleccionado a los afectados con "absoluta arbitrariedad".
Todos los partidos de la oposición en bloque ha expresado a los afectados su compromiso de que puedan elegir entre readmisión o indemnización en el caso de que las sentencias fuesen improcedentes
Todos los partidos de la oposición en bloque ha expresado a los afectados su compromiso de que puedan elegir entre readmisión o indemnización en el caso de que las sentencias fuesen improcedentes porque, básicamente, "no se puede pagar con dinero público despidos ilegales". ¿Qué hace el gobierno del PP? Seguir con su huida hacia adelante y seguir, por si fuera poco, gastando más dinero público -estos juicios individuales van a costar en defensa jurídica, como destapó este medio, 121.000 euros- en tratar de defenderse de lo que se hizo mal desde el principio. Ni siquiera las presiones políticas en el Tribunal Supremo y la controvertida sentencia que éste dictaminó -con un contundente voto particular- siguen avalando el ERE. Ni siquiera la causa económica que, según Pelayo, lo justificó existe ya o tiene credibilidad alguna cuando, en cambio, la propia Intervención municipal pone reparos a los millonarios sobresueldos a parte de la plantilla.
Y, sobre todo, ni siquiera vale de mucho la palabra de este gobierno local cuando hace unos años sostenía radicalmente lo contrario en la oposición. En febrero de 2008, la propia Pelayo exigió a su predecesora, Pilar Sánchez, que readmitiera a los 17 despedidos de la antigua Gerencia Municipal de Urbanismo porque no se podían pagar con dinero público despidos improcedentes. Incluso cuando Sánchez reculó y ordenó la readmisión de los empleados, María José García-Pelayo se "alegró" de la "rectificación" pero lamentó que "el PSOE haya machacado a unos trabajadores obligándolos a tomar medidas inhumanas". Debería rescatar esa frase siete año después y reflexionar, a menos de tres meses de las municipales, sobre el larguísimo calvario que ella misma ha propiciado a decenas y decenas de trabajadores públicos en casi tres años desde aquel fatídico Viernes de Dolores en el que aprobó en pleno el primer ERE en un Ayuntamiento. A la postre, junto a la privatización del agua, su lamentable gran medida estrella de la legislatura. Al menos que se sepa, ni ha peleado ni ha habido otra decisión de calado que haya llevado hasta sus últimas consecuencias como lo está haciendo con ésta.