La violencia de género, la violencia machista, lleva camino de convertirse en uno de los ejes de debate de la precampaña electoral del 23J. Si en las pasadas municipales (y autonómicas en 12 comunidades más Ceuta y Melilla) fueron las relaciones del PSOE con Bildu las que, de alguna manera ocuparon ese espacio, en estos nuevos comicios el tema de la violencia de género (su propia existencia, su nombre, su tratamiento) se va perfilando como un tema de posicionamiento. Si hace escasamente unas semanas los socialistas y los medios de comunicación de izquierda se encontraron con que el tema de Bildu era una y otra vez utilizado por el PP y los medios afines, ahora parece que el debate va en este otro sentido y con la izquierda en una posición mucho más a la ofensiva.
La espoleta ha sido el pacto visto y no visto, en tiempo récord, alcanzado en la Comunidad Valenciana por el PP y Vox y todo lo que dimana de dicho acuerdo, hasta el punto de que incluso el propio presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo ha tenido que salir durante el fin de semana a decir que hay cosas que no comparte del mismo. Y estamos hablando de que dicho acuerdo entre PP y Vox no hace ningún tipo de mención explícita ni a la violencia de género ni a la violencia machista, tan solo habla de "violencia intrafamiliar", lo que, por supuesto, es casus belli para el PSOE, el resto de la izquierda e incluso no es compartido por Génova.
Y es que lo de Vox sobre este tema en concreto es una tras otra, primero en Valencia, luego a nivel nacional: su cabeza de lista al Congreso por Valencia tiene una condena por maltrato psicológico a su exmujer; tras cerrar el acuerdo, el número 2 de la formación en dicha comunidad ha negado expresamente la existencia de la violencia de género y también la violencia machista, aunque es cierto que después ha matizado sus palabras y reconocido que sí existe la violencia machista; y este mismo lunes, el máximo dirigente de la formación de extrema derecha, Santiago Abascal, ha ofrecido a Feijóo un pacto cuyo contenido define "contra la violencia a la mujer", evitando hablar tanto de violencia de género como de violencia machista.
Todo esto se produce en unos momentos en los que es evidente que el PP necesita de Vox para cerrar acuerdos de gobierno en algunas autonomías y a la espera de los resultados que se produzcan en las elecciones generales que tendrán lugar dentro de poco más de un mes, en las que, según la mayoría de encuestas, el PP podría ganar pero necesitando a esta formación para gobernar. De ahí se desprende que el PSOE intente situar en el centro del debate electoral este asunto, entre otros, para dejar claro que un pacto del PP con Vox no sería algo neutral e inocuo para el conjunto de la sociedad, que ninguna formación política se puede abstraer al hecho de que, según los datos del Gobierno, son más de 1.200 las mujeres que han sido asesinadas por violencia de género en los últimos 20 años, una cifra intolerable.
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