La vivienda es uno de los tres principales problemas –y subiendo– que declaran los españoles en las últimas oleadas del CIS. En una legislatura absolutamente enrarecida por el continuo enfrentamiento entre el ejecutivo socialista y la oposición del PP y en la que la escasa acción de gobierno se pierde por el continuo ruido, de repente toma cuerpo uno de esos problemas a los que la sociedad se suele referir como "de verdad", nada que ver con lo que también comúnmente se suele llamar 'politiqueo'. Ese problema no es otro que el del acceso a la vivienda, tanto en alquiler como en propiedad, y que, si bien atañe especialmente a los jóvenes, es prioritario en amplias capas de la sociedad.
Enzarzados en sus habituales 'dimes y diretes' y los no menos recurrentes 'y tú más', lo cierto es que el estallido de este tema ha cogido con el paso cambiado a los políticos (incluso a la oposición del PP que hay que recordar que gobierna en la mayoría de las comunidades autónomas, así que también tienen mucho que decir también en lo que se refiere a este tema), con el Gobierno socialista insistiendo en los bonos de alquiler que han sido recibidos abiertamente como 'migajas' y amnésico respecto a sus promesas electorales de más 300.000 viviendas (en colaboración con otras administraciones) para esta legislatura.
Las manifestaciones de Madrid y Barcelona, que congregaron a varias decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes y, sobre todo, la última manifestación en Valencia, con su posterior acampada de protesta, son claros síntomas del hartazgo de la sociedad en lo que se refiere a este tema y la creciente sensación de que se está gestando un mar de fondo de consecuencias políticas ahora mismo imposibles de determinar. Mientras el PSOE sigue sin hilar respuestas, parapetado tras una ley que, a la vista está, no sirve, a su izquierda se sueña con algo similar al 15-M, con Podemos y Sumar disputándose el favor de los sindicatos de inquilinas e inquilinos, sin reparar, en el caso de Sumar, en el 'detalle' de que forma parte del Gobierno. Y el PP, lejos de justificar que es alternativa real de gobierno, mirando al tendido.