Soraya Sáenz de Santamaría, con su bolso, en el escaño de Mariano Rajoy.
Soraya Sáenz de Santamaría, con su bolso, en el escaño de Mariano Rajoy.

Han sido días históricos para España. Pedro Sánchez jugó bien sus cartas, aprovechó su oportunidad y le salió bien. En esta ocasión, además de tener el viento a su favor, acertó en su estrategia. Tomó posesión ante el Rey y ahora, como a él le gusta correr, comienza su gran maratón.

Pero en el día en que Pedro Sánchez fue presidente del Gobierno de España, llamaron mi atención varias escenas y palabras. Me quedo con las tres que se cuelan en este artículo. ¿Y cuáles son las que ayer se colgaron de mi cabeza?

El bolso de la exvice. La frase de la secretaria general. Y los besos.

Los besos de la madre del ya presidente del gobierno

Acompaño un rato a esta señora bien vestida, elegante para una ocasión tan relevante.

Desde la tribuna de invitados aplaude a dos manos con cara de emoción hasta las lágrimas, (como yo estaría, ¡pues buena soy! ).

Llegado el momento las soltó para tirar besos en el aire. Se los enviaba a él, a su hijo admirado.

Besos de madre, besos de amor. Besos de antes de ahora y de siempre.

Pase lo que pase, porque, como dice la copla, "madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle".

La madre de Pedro Sánchez es como usted, como yo, como todas. Cómo no estar orgullosa de tu hijo en un día tan importante para él, para la familia, para tu país.

Cuando consigues algo que buscó y persiguió.

Cuando nadie daba un duro por él, por ese alumno al que el profesor le espetó un día "como sigas así no vas a ser nada en la vida". Ese hijo que todo lo tenía en contra y triunfa.

Un día levanta la copa, tiene el premio en las manos y desde el estrado te lo dedica. Esa madre aplaude, se emociona con lágrimas en los ojos y te suelta besos repetidos desde el aire. Te roza con tu cariño desde lejos mientras te dice "enhorabuena hijo, te lo mereces, estoy orgullosa de ti". Era la imagen misma de la ternura.

El bolso

Ese bolso descansando en el sillón vacío de Mariano Rajoy. Por otro lado, impensable en otro Parlamento, donde el respeto a las instituciones es una obligación. No voy a extenderme sobre este asunto porque mi parecer sobre la ausencia en su moción de censura es de reproche.

Pero sí detenerme en el bolso de la exvivepresidenta y hasta ayer todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría.

De marca, piel, negro. Descansa melancólico, habla sin voz. Me pregunto qué llevará dentro.

Me suena a mí, que como todas las mujeres: barra de labios, espejo, llaves, móviles... Sin embargo el bolsito carga con más peso. Ahí como abandonado a su suerte estaba contando una parte de la historia de España. Era participe de la que se iba y de la otra que llegaba.

Ese bolso solito en el sillón del expresidente Rajoy debería estar, a partir de ahora, en un rincón preferido de su casa por las connotaciones del momento. Cuando pase el tiempo, Soraya lo mirará y dirá: él estuvo allí donde él no estaba.

La frase: "lo siento por España"

La sentencia lapidaria la dijo María Dolores de Cospedal, la ya exministra de Defensa.

Ay qué dolor mi Lola, a todos nos duele España. Pero también la de la corrupción, la de la sentencia de Gürtel.

Dolores, España somos todos. También los que no votamos a la derecha nos gusta nuestro himno, nuestra bandera.

España es nuestro país y nos duele cómo ustedes han hecho las cosas. Por eso deseamos que este gobierno no fracase pues, aunque lo tiene difícil, no lo vamos a negar, se abre un capítulo importante e interesante de nuestra historia. Ojalá, por el bien de todos, se sepa gestionar para que España siga avanzando en educación, igualdad, derechos, pensiones, salarios, trabajos dignos ... Lo siento por el Partido Popular pero hay otra forma de hacer política en España.

Ya se sabe, unos se van y otros llegan. Después se irán estos y volverán otros. Así es la vida como una noria que gira y gira...

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