Desde el 28 de agosto que se abrió el centro de acogida de emergencia de menores en la calle Ávila (Jerez), sólo queda un niño permaneciendo en la residencia, desde esa fecha de apertura. O sea, que sólo uno ha resistido, todos los demás se han fugado.
La concejala de Igualdad y Acción Social del Ayuntamiento decía en el pleno municipal de este pasado jueves que estos niños estaban "perfectamente atendidos" y no les faltaba de nada. ¿De verdad que esta mujer no se da cuenta de que algo falla? Cuando en un centro de 70 plazas (aunque seguramente más lleno) se van diariamente grupos de chavales porque no se sienten escuchados ni acogidos, porque no se les escolariza ni se les saca la tarjeta sanitaria, porque no se sienten queridos y arropados... algo falla.
Se van a lo loco, buscando Francia o Barcelona. Barça, dicen ellos, porque la única referencia que tienen es la del fútbol. Se suben al tren destino Cádiz —desorientados—, sin billetes, y la Policía los baja y los vuelve a mandar a este centro o a otro. Se cogen el arcén de la autovía de Arcos o de la A-381, buscando el Norte, circulando a veces de noche para que no les coja la Guardia Civil, y escondiéndose en los campos durante el día. Hasta que un día ocurra una desgracia.
De estos 70 niños, sólo 12 han sido escolarizados en institutos de Jerez, y sólo desde hace una semana, después de la intensa campaña de denuncia que varios colectivos hemos realizado.
A los y las profesionales de la política de nuestra zona sólo les preocupa estos niños cuando se hace ruido, bien por parte de los racistas que no quieren ver a "moritos" y "negritos" en pleno centro de la ciudad, o bien por las protestas de colectivos en defensa de los derechos humanos. Pero nada más, seguro que no saben que Ibrahim, guineano de 14 años, está en plena calle de París durmiendo a 4 grados de temperatura, con cuatro chicos más, con la única manta que se pudo llevar, la que le dimos, antes de partir de la estación de autobuses de Jerez hace una semana. "Me voy", nos dijo, "aquí nadie me echa cuenta, en Francia seguramente me irá mejor"
A los partidos de la izquierda que estos días nos piden el voto con pasión agitando la bandera verde y blanca, les ha importado poco o nada estas personas, llevan meses mirando para otro lado, implicándose sólo unas décimas, o cero, en un problema humano de una envergadura bestial: que esta tierra de acogida que es Andalucía (y bla bla bla) mira para otro lado cuando llegan los africanos a nuestras ciudades y pueblos, ni siquiera cuando son menores, los más vulnerables.
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